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Isaías 30:8-18

Isaías 30:8-18 NTV

Ahora ve y escribe estas palabras; escríbelas en un libro. Así quedarán hasta el fin de los tiempos como testigo de que este es un pueblo rebelde y terco que se niega a hacer caso a las instrucciones del SEÑOR. Les dicen a los videntes: «¡Dejen de ver visiones!». Les dicen a los profetas: «No nos digan lo que es correcto. Dígannos cosas agradables; cuéntennos mentiras. Olvídense de toda esta tristeza; apártense de su senda estrecha. Dejen de hablarnos acerca del “Santo de Israel”». Esta es la respuesta del Santo de Israel: «Dado que ustedes desprecian lo que les digo pero más bien confían en la opresión y en las mentiras, la calamidad caerá sobre ustedes de repente, como una pared pandeada que explota y se cae. En un instante, se desplomará y se derrumbará. Ustedes serán aplastados como una vasija de barro, hechos añicos de una manera tan completa que no habrá un pedazo lo suficientemente grande para llevar los carbones de una hoguera ni un poco de agua del pozo». Esto dice el SEÑOR Soberano, el Santo de Israel: «Ustedes se salvarán solo si regresan a mí y descansan en mí. En la tranquilidad y en la confianza está su fortaleza; pero no quisieron saber nada de esto. “No —dijeron ustedes—, nuestra ayuda vendrá de Egipto; ellos nos darán caballos veloces para entrar en batalla”. Sin embargo, la única velocidad que verán ¡será la de sus enemigos dándoles caza! Uno de ellos perseguirá a mil de ustedes y cinco de ellos los harán huir a todos. Quedarán como un asta de bandera solitaria sobre una colina o como un estandarte hecho jirones en la cima de un monte lejano». Así que el SEÑOR esperará a que ustedes acudan a él para mostrarles su amor y su compasión. Pues el SEÑOR es un Dios fiel. Benditos son los que esperan su ayuda.

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