«Juntamente con Él»Muestra
![«Juntamente con Él»](/_next/image?url=https%3A%2F%2Fimageproxy.youversionapi.com%2Fhttps%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Fyvplans%2F9321%2F1280x720.jpg&w=3840&q=75)
«Se trata de Él»
Si Dios nos diera todo lo que queremos, entonces estaría formando hijos egoístas, autocomplacientes y financiados por Él. El verdadero milagro, es que el pan de vida es suficiente y nos satisface. No necesitamos mirar a otro lado, no necesitamos otra cosa más que a Él. En Él nos fueron dadas todas las cosas, Dios es nuestro todo, entonces no nos faltará nada. Cómo no entender al Señor, cuando en un tiempo de intimidad con Él, una madrugada me dijo: «El deseo de realización personal es un veneno en el corazón de mi iglesia».
La lista de «realización personal» puede ser interminable: tener un ministerio poderoso, una congregación grande, «si es posible la más grande de la ciudad o del país», ser reconocido, ser elocuente, viajar por el mundo, escribir libros, grabar discos y vender muchos de ellos, llenar estadios... Puedes estar pensando en estos y otros objetivos, que pasan en este instante por tu mente, pero la pregunta es: ¿Qué tiene que ver todo esto con la iglesia que Dios desea construir? ¡Dios no nos llamó a esto!
No se trata de tamaño ni de cifras, se trata de vivir como Jesús vivió, se trata de que Él pueda hacer con nosotros lo que se propuso hacer, que pueda contar con nuestra vida para cumplir con el propósito por el cual fuimos creados, sin tener que preguntarnos previamente si estamos de acuerdo o si estamos disponibles.
Solo se trata de vivir siempre con el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús, el cual se humilló a sí mismo por amor, hasta la muerte, y muerte de cruz. Si lo demás viene, vendrá por añadidura, de manera que produzca en la iglesia los frutos inequívocos del Espíritu Santo de Dios.
Es por todo esto, que esta palabra llegaba a mi vida de forma tan transparente y con un profundo alivio, para recordarme también, entre otras cosas, que «fuimos comprados a precio de sangre», y que si esto es así, como dice la Escritura, nuestra vida ya no nos pertenece, sino que tiene dueño, porque alguien nos compró a un costo altísimo, y lo hizo con un propósito. Es precisamente ese propósito el que debe cumplirse en nuestra vida.
Dios no financia el sueño personal de nadie: es el sueño de Dios el que tiene que cumplirse en nuestras vidas y así, Él se encargará de todo.
Acerca de este Plan
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Cuando pensamos que nuestras necesidades están por encima de su voluntad, su Palabra nos posiciona en la realidad que no trata de nosotros, sino de Él, de su reino y de que, en todas las situaciones, obedezcamos.
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