«Cómo ser confiado sin ser arrogante»Muestra
«¿Quién soy?»
Dios permitió al hombre, retornar al plan que originalmente tenía, ser hechos conformes a su imagen. Los hombres y mujeres, que no llegan a comprender esta perspectiva bíblica, nunca pueden llegar a ser verdaderamente confiados. Vivimos en un mundo de inseguridad de las masas. Algunos, no pueden enfrentar sus presiones y se desmoronan ante ellas. Otros, se ocultan tras un aire de arrogancia.
Otros logran un grado limitado de competencia en algunas áreas y se convencen, a sí mismos que, eso es todo lo que necesitan. Y sin embargo, carecen de respuesta ante las preguntas más importantes de la vida: ¿Quién soy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué me sucederá cuando muera? ¿Cómo puedo vencer el pecado? No existe confianza genuina en esta vida, aparte del conocimiento de Dios, conocimiento que se encuentra exclusivamente en la Palabra de Dios, la cual, es el tema de casi todos los versículos del Salmo 119.
¡Claro! El Salmo 119. ¿Creía que lo había olvidado? Dediqué este espacio a explorar nuestra falta de confianza, reflejada en los héroes que elegimos en nuestra cultura; porque, la confianza es el empuje de los versículos 41 al 48. Considere la confianza de David. He aquí un muchacho que fue guerrero desde su juventud y que no temía enfrentar un león o un oso para proteger las ovejas de su padre. Tampoco temió enfrentar a Goliat, el gigante, cuando los demás temblaban de miedo. Con confianza, rechazó usar la armadura del rey y prefirió confiar en su Dios. El mismo capítulo 17 de 1 Samuel nos dice cómo, calmadamente, escogió cinco piedras lisas, para lanzarlas con su honda.
David, llegó a guiar a Israel en victoria sobre sus enemigos. En contraste con James Bond, Indiana Jones y Luke Skywalker, David lo hizo a la manera de Dios. Al meditar en las palabras vivientes del Dios viviente, halló la vía de salida y la vía de victoria. En los ocho versículos siguientes del Salmo 119, el salmista nos enseña cómo ser confiados sin ser engreídos. Veremos que él, pide a Dios dos cosas que resultan en una confianza máxima. David también decidirá mantener cuatro compromisos con la Palabra de Dios.
Acerca de este Plan
Jesús tomó a un grupo de doce hombres comunes y los discipuló. Sus trasfondos y personalidades eran variados. Pedro no temía actuar ni hablar, sin embargo siempre hacía y decía lo que no debía. Los demás apóstoles aparentemente tenían personalidades un tanto más calladas. La mayoría de ellos probablemente carecía de experiencia como oradores. Pero con el paso del tiempo, todos se tornaron en ministros poderosos de la palabra de verdad. ¿Cómo lograrlo sin ser arrogante?
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Nos gustaría agradecer a Jeff Adams en convenio con el Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: www.visitgraceway.org www.elcentronetwork.com