Noé

Un hombre que andaba con Dios

Reflexión:

¿Alguna vez has escuchado el dicho “Dime con quién andas, y te diré quién eres”? En la Biblia hay un hombre que supo elegir con quién andar. Génesis 6:9 dice que Noé anduvo con Dios.

Parece que en aquel momento el mundo no era muy diferente a estos tiempos. La gente hacía lo que le apetecía a espaldas de Dios; era un desastre (pleitos, mentiras, inmoralidad sexual, odio, entre tantas. Vs. 11-12). Pero Noé se mantuvo firme y era diferente al resto. Lo que lo distinguía era su conexión con Dios; este hombre caminaba con Él.

Caminar con el Señor permitía disfrutar de Su santidad, ser partícipe de ella, conocer Su corazón, amar lo que Él ama y tener la actitud que Dios tiene hacia el pecado: rechazo. Noé sabía que su amistad con Él era tan profunda que, si le pedía hacer una lo- cura, lo haría. ¿A quién se le ocurre hacer un arca para un diluvio si ni siquiera habían conocido la lluvia?

Resaltemos algunas cosas de esta amistad de Noé con Dios:

Cuando tenemos una amistad con Él, hallamos gracia delante de sus ojos (Génesis 6:8).

Es más fácil obedecer lo que nos manda, aunque parezca una locura (Génesis 6:22, 7:5). Esto también lo dijo Jesús en Juan 15:14-15.

Mi relación con Dios trae bendición no solo a mí, sino también a mi familia (Génesis 6:18).

De algo estoy seguro: no es tan fácil ir contra la corriente. Ser diferente a los demás hace que muchas personas nos echen a un lado, pero la Biblia me enseña que soy dichoso al no dejarme contaminar (Salmo 1:1), y que cuando tengo placer en su Palabra, no soy de los que se mueven por cualquier corriente, sino que desarrollo una profundidad en su conocimiento (Salmo 1:2- 3). Daré fruto de su carácter, prosperará cuanto haga y, como buen árbol, brindaré sombra a quien esté cerca de mí.

Me emociona saber que hoy Dios sigue amando caminar con sus hijos, como tú y yo. Él quiere revelarnos sus secretos, darnos aliento, identidad y firmeza de carácter. Pero no nos quedemos con esa amistad solo para nosotros. Hay alguien a tu alrededor que está esperando conocer a ese amigo. Seamos sombra que alivie del calor, seamos bendición y traigamos a las personas al arca. Seguro alguien querrá aceptar la invitación, como nosotros aceptamos la invitación a la mesa de Dios, y hoy podemos sentarnos con Él y disfrutar de su amistad.

Oración:

Mi amado Señor, gracias por Tu profunda amistad conmigo. Quiero caminar de Tu mano y aprender de Ti, ser sensible a Tu voz y tener un corazón obediente. Quiero mostrar Tu amor a quien me rodea y ser partícipe de Tu santidad. Enséñame a no contaminarme con los hábitos de este mundo y a no hacer alianzas con personas que andan a Tus espaldas. Caminemos juntos, En tu nombre, Jesús, amén.