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Fe, Palabra y Oración

DÍA 22 DE 40

Mujer encontrada en adulterio

Un encuentro con la gracia de Dios

Reflexión:

En Juan 8 encontramos a una mujer sorprendida en adulterio, llevada ante Jesús mientras enseñaba en el templo. Los escribas y fariseos, buscando atraparlo, expusieron el pecado de la mujer con la intención de acusarlo, diciéndole: “En la ley, Moisés nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres; ¿tú, pues, qué dices?”. Lo hacían para probarlo y encontrar algo de qué acusarlo.

Si Jesús decía que la apedrearan, podría ser acusado de asesinato por el gobierno romano; si decía que no, podría ser considerado por los judíos religiosos como alguien que no cumplía la ley de Moisés y ser entonces condenado por ellos. ¡Ay, nuestra religiosidad!

Pero Jesús se inclinó y con el dedo escribía en la tierra. Cuando insistieron, Él se enderezó y les dijo: “El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en tirarle una piedra”.

Al oír ellos esto, se fueron retirando uno a uno, comenzando por los de mayor edad, dejando solo a Jesús y a la mujer, que estaba en medio.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

1. Pillado por tu bien.

A veces necesitamos ser “pillados” o expuestos, pero Dios usa esos momentos para nuestro bien. Si la mujer no hubiese sido atrapada, probablemente no habría tenido un encuentro con la gracia. De igual manera, si nosotros no reconocemos nuestro pecado, nunca experimentaremos la gracia de Dios. ¿Qué tiene que suceder en nuestras vidas para rendirnos completamente a Él?

2. La compasión por encima de la ley.

Jesús no deja de cumplir la ley, pero vio el corazón arrepentido de la mujer y tuvo compasión. Le dio una segunda oportunidad.

3. A solas con Jesús.

Jesús no confrontó a la mujer en público, sino que esperó a que todos los acusadores se fueran para luego corregirla y animarla en privado. Podemos aprender de Jesús a confrontar a otros, pero también, recordamos que, como la mujer con Él, rara vez expondrá nuestro pecado frente a otros porque prefiere tratar nuestros pecados en lo privado. Es mejor en manos de Dios que de los hombres.

4. El perdón requiere acción.

La mujer, después de su encuentro con Jesús, debía actuar: dejar de pecar. Un encuentro con la gracia de Dios no es algo superficial; requiere una transformación y acción. Pablo dijo: “¿Qué diremos, entonces? ¿Continuaremos en pecado para que la gracia abunde? ¡De ningún modo! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” (Romanos 6:1-2). Estamos muertos al pecado y llamados a vivir de manera diferente.

Cuando somos encontrados en error. lo mejor que podemos hacer es reconocer nuestra falla, y pedir perdón. Dios es un Dios misericordioso que se goza en los humildes de corazón que reconocen sus fallos y los levanta.

No permitas que “los religiosos” te encuentren antes que Jesús. Deja que Él trate lo que necesita sanar en privado y da pasos hacia la nueva vida que Él ha elegido para ti.

Oración:

Gracias, Señor, porque Tú no me condenas, sino que me per- donas y me das una vida nueva. Gracias por tomar mi lugar y recibir el castigo que a mí me correspondía. Gracias porque me amas y la obra que comenzaste en mí la vas a completar. Amén.

Escritura

Día 21Día 23

Acerca de este Plan

Fe, Palabra y Oración

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Nos gustaría agradecer a Amistad Cristiana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: amistadcristianamadrid.org