Jesús es VidaMuestra

Muéstrales la puerta a otros

En nuestra vida cristiana, cuando experimentamos el amor de Dios y la vida abundante que Jesús nos ofrece, es natural que queramos compartir estas buenas nuevas con los demás. Al igual que el hombre que descubrió que la comida en el nuevo restaurante era gratis y no pudo evitar contarle a todos los que conocía, nosotros también somos llamados a compartir la invitación a entrar en el redil de Jesús con aquellos que aún no lo conocen.

Jesús nos recuerda en Juan 10:16 que tiene otras ovejas que aún no están en Su redil y que debemos traerlas. Esta misión no es solo de Jesús, sino también nuestra. Él nos envía, tal como el Padre lo envió a Él, para que llevemos el mensaje del Evangelio a todos los rincones del mundo.

Compartir el Evangelio puede parecer intimidante, pero es esencial recordar que no estamos solos en esta tarea. Antes de hablarle a alguien sobre Dios, debemos hablarle a Dios sobre esa persona. La oración es el primer paso para abrir los corazones y crear oportunidades para compartir. A través de la estrategia de ORAR – CUIDAR – COMPARTIR, podemos comenzar a plantar semillas en los corazones de aquellos que necesitan escuchar el mensaje de salvación.

Al iniciar la conversación, debemos escuchar con atención, admirar lo que podamos de sus creencias y, finalmente, compartir nuestra propia necesidad de Jesús. Usar el acróstico CRISTO nos puede ayudar a recordar y explicar claramente el mensaje del Evangelio:

• Creados: Fuimos creados para tener una relación con Dios.
• Rompimos: Rompimos esa relación al pecar.
• Imposible: Es imposible quitar nuestro pecado haciendo buenas obras.
• Solamente: Solamente la muerte y resurrección de Jesús pueden pagar el precio del pecado.
• Todo: Todo el que pone su fe solo en Jesús tiene vida eterna.
• Obsequio: El obsequio de Dios es vida eterna que comienza hoy y dura para siempre.

Acción Práctica: Hoy, identifica a alguien en tu vida que aún no conoce a Jesús. Comienza orando por esa persona, pidiendo a Dios que abra su corazón. Luego, busca una oportunidad para cuidarla, ya sea ofreciéndole ayuda o simplemente escuchándola con amor. Finalmente, comparte el mensaje del Evangelio utilizando el acróstico CRISTO. Practica este acróstico para que puedas comunicar el mensaje de manera clara y efectiva cuando llegue el momento.