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¿Cómo afrontar el futuro?

DÍA 2 DE 3

Una fragilidad lúcida

“Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría” (Salmo 90:12).

¡Qué rápido transcurre la vida! Mi presente fue alguna vez ese futuro que parecía distante e inalcanzable. Los lejanos sueños de mi juventud acerca de crear una familia son hoy para mí una deliciosa realidad que disfruto y por la que estoy profundamente agradecido a Dios. Miro a mi hija mayor que está a punto de casarse en unos meses y pienso. ¿Qué ha ocurrido aquí? En este momento de mi vida, con más de cuatro décadas a cuestas, intuyo que tengo más pasado que futuro y este texto de los Salmos atrae mi atención con nuevos matices. La vida se desvanece de a poco, sin detenerse y yo reflexiono en si acaso soy consciente de mi fragilidad, si estoy viviendo cada momento con lúcida intensidad. Santiago tenía razón cuando escribió: “Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece” (Santiago 4:14). Teniendo en cuenta esto, ¿no sería acaso imprescindible que viviéramos con más intencionalidad?

No hemos venido aquí para quedarnos. La vida es breve, un suspiro en el infinito. Ser conscientes de esto no debe ser desalentador, sino todo lo contrario. La brevedad de la vida es un acicate para arder mejor. Como una vela que se gasta alumbrando hasta desaparecer, me gustaría brillar con dedicada obstinación hasta mi último aliento. Hoy es el mañana que esperábamos ayer. Esta reflexión debe curarnos de la melancolía, del tedio, de los miedos a vivir nuevas aventuras, de la cobardía paralizante, del incongruente empeño por sabotearnos la vida.

Besa y abraza continuamente a tu cónyuge, a tus padres, a tus hermanos, a tus hijos. Haz regalos sin ninguna causa. Celebra sin ninguna fecha que te condicione. Viaja, sueña, ríe, ama. Entrégate visceralmente a los demás. Cuídate y mímate porque hoy no será más, y el futuro será un mejor lugar si llegas a él sin pendientes. Ten los ojos puestos en la eternidad, con anhelo de ese hogar donde no has estado, pero sin perder la conciencia de la temporada que ahora vives. Ante la fugacidad de la existencia, enarbola banderas de gratitud y fe. Vive por Dios y para Dios, que como el apóstol Pablo puedas decir: “Lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20)

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Acerca de este Plan

¿Cómo afrontar el futuro?

El futuro puede ser intimidante o esperanzador. Hay que tener una manera correcta de mirar hacia adelante o el miedo nos puede robar la serenidad. Por otra parte, un excesivo optimismo, que quite de la ecuación a Dios es imprudente y lamentable. Solo el equilibrio de una vida en fe puede afrontar el futuro con eficacia. En este plan bíblico te hablo de esto.

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Nos gustaría agradecer a Como Jesús por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/osmanycruz/