¿Cómo afrontar el futuro?Muestra
El futuro nos pertenece
“Sea Pablo, sea Apolos, sea Cefas, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo por venir, todo es vuestro” (1 Corintios 3:22).
¿Por qué el futuro nos resulta tan aterrador? Mark Twain, el escritor estadounidense, con su cáustico humor característico, dijo: “He tenido miles de problemas en mi vida. La mayoría de ellos nunca sucedieron en realidad". Twain se burla de sí mismo. Vivió experiencias estresantes en su imaginación que nunca ocurrieron. Igualmente las sufrió, el cerebro no llega a diferenciar totalmente entre lo real y la ficción. Por eso, cuando busco frenéticamente mi móvil en el bolsillo trasero de mis vaqueros y no lo encuentro, intuyo que lo he dejado tirado en alguna parte que ignoro, y el pánico de haberlo perdido es inexpresable hasta que lo encuentro en uno de mis bolsillos delanteros. Vuelvo a la calma poco a poco, pero el drama de la pérdida lo viví de una manera real y espantosa, aunque fuera solamente por unos segundos.
El mundo que habitamos está enfermo de incertidumbres. Perplejos por un mañana que se asoma con promesas de guerras, pestes y toda suerte de calamidades, los seres humanos padecen una trágica y agónica forma de existir. Las personas viven vacilantes, amedrentadas, moviéndose hacia un vertiginoso vaivén de vértigo de un futuro desconocido. ¿Quién puede ayudarnos? ¿Quién es suficientemente poderoso para controlar los hilos del mañana? Si se saca a Dios de la ecuación, nada se puede hacer. De hecho, es precisamente lo que el mundo en su mayoría ha hecho. Enfermos, pero rechazando la cura, obstinados en una existencia vacía y sin propósito.
He imaginado muchos futuros que nunca sucedieron y he sido consumido por el temor de lo que nunca pasó. He descubierto que es mejor arder en fe e iluminar el futuro desde la flama del optimismo. Un futuro que nos pertenece por herencia, ya que lo porvenir, según Pablo, es nuestro, lo que indica que, al pertenecer primeramente a Dios, nos es propio a aquellos que somos sus hijos. No me debe asustar el futuro, sé que Dios está allí. Como el salmista puedo decir: “En tu mano están mis tiempos” (Salmo 31:15a). El miedo, la desazón, la angustia ansiosa son prisiones de las que Cristo nos libera a través de su morada en nosotros. Él en nosotros, esperanza de gloria (Colosenses 1:27).
Acerca de este Plan
El futuro puede ser intimidante o esperanzador. Hay que tener una manera correcta de mirar hacia adelante o el miedo nos puede robar la serenidad. Por otra parte, un excesivo optimismo, que quite de la ecuación a Dios es imprudente y lamentable. Solo el equilibrio de una vida en fe puede afrontar el futuro con eficacia. En este plan bíblico te hablo de esto.
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Nos gustaría agradecer a Como Jesús por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/osmanycruz/