Un acto de justicia.

La hospitalidad es un acto de justicia del Reino; implica ver a alguien y sus necesidades y actuar con el deseo de responder. No sólo para que sobreviva, sino para que prospere y experimente el shalom*.

La justicia del Reino consiste en invitar a los extraños a formar parte de nuestras vidas y convertirnos en parte de las suyas. Los extranjeros, los que pueden ser diferentes de nosotros en muchos aspectos, los que proceden de otros países o tienen orígenes, culturas o lenguas diferentes, pueden ser los más difíciles de acoger para nosotros. Pero si queremos seguir el ejemplo de Jesús y cumplir el mandato de Dios, tenemos que llegar a los que no se sienten bienvenidos en el mundo con el cálido abrazo de una comunidad que puede demostrar el amor de Dios, conscientes de que todo lo que hacemos a “los más pequeños”, se lo hacemos al Señor (Mateo 25:40). Esto puede implicar actos de hospitalidad tradicional, como compartir una comida, pero es mucho más.

En Levítico 19:33-34, Dios da una instrucción clara de que no debemos maltratar a los extranjeros que residen en nuestra tierra, sino tratarlos como nativos, amándolos como a nosotros mismos. Ofrecerles un “hogar”.

El hogar no es un lugar; es una relación.

No es fácil ser extranjero: no saber qué comportamiento es normal, qué atuendo es aceptable o cómo desenvolverse en las tareas de la vida cotidiana.

Como seguidores de Jesús, debemos demostrar amor y paciencia con el extranjero que se encuentra entre nosotros. Al que necesita contar lentamente un dinero desconocido frente al cajero, al que va cargado con pesadas maletas y necesita un poco más de tiempo para pasar por el control de seguridad del aeropuerto, al que pronuncia unas pocas palabras entrecortadas en un idioma extranjero. Debemos acogerlos con amor y ofrecerles un “hogar” con nosotros.

Esta es la justicia del reino en su máxima expresión: vivir según el bien y corregir el mal.

Para reflexionar:

¿Cómo acojo al extranjero en mi entorno (barrio, escuela, comunidad)?

¿De qué manera se me revela Dios a través del extranjero?

Una oración para hoy:

Querido Señor, ayúdanos a ver al forastero y al extranjero a través de tus ojos. Que demostremos amor y paciencia al esforzarnos por entablar relaciones con ellos.

* “Shalom” es una palabra hebrea y un saludo judío, a menudo traducido como “paz”, que se refiere a la integridad y la rectitud. Significa conexión con los demás. Con la creación. Con Dios.