Encontrando la voluntad de Dios, parte 2Muestra

«Arriésgate a investigar»

Es verdad que podemos ser los incendiarios de nuestros propios deseos, pero por el otro lado, también podemos convertirnos en los bomberos de los de Dios. La mayoría de nosotros tenemos miedo de escuchar realmente al Señor, por lo que corremos a toda prisa intentando apagar las llamas que Él está encendiendo, en lugar de avivarlas.

¿Y si mi zarza ardiente es un cheque más grande del que yo había pensado ganar, un lugar al que tengo miedo de ir, o un paso que no es parte de mi plan de 5 ó 10 años? ¿Y si duele? ¿Y si las misiones y el ministerio no son para mí?

Ahora sería un buen momento para establecer esto en tu corazón: lo que sea que tengamos planeado, no siempre sucede, y la vida a veces duele; pero la voluntad de Dios siempre es preferible a cualquier estrategia que podríamos haber ideado.

Dios no nos está pidiendo encender zarzas o apagarlas. Nos está pidiendo que nos acerquemos, seamos inquisitivos y estemos abiertos a la posibilidad de que Él esté detrás del fuego.

Me parece curioso que la zarza nunca se consumió. Como sabes, tus planes y los míos se van a consumir y a morir en algún punto, pero los de Dios no. Supongo que tienes una lista de ideas y sueños pendientes para ti mismo o tu familia que son maravillosos. La prueba del poder detrás de ellos es su capacidad de permanecer. Tu fuerza no es suficiente. Podemos trabajar duro, pero no podemos mantener las zarzas ardiendo.

Confía en que el poder de Dios siempre acompaña a su voluntad y deja a un lado el líquido para encendedores. La libertad de la fe te permitirá seguir esa oportunidad de empleo y continuar con el proceso de selección hasta que el fuego se apague. Si no se apaga, posiblemente sea el trabajo para ti. Acepta esa invitación para una cita y mira a dónde te lleva. Si se muere, está bien. Si no, sigue adelante con fe (para los solteros: ¡lo único que necesitas decidir en la primera cita es si va a haber una segunda cita o no!). Si el fuego continúa ardiendo, podría llevarte a un matrimonio hecho en el cielo. Tu comisión y la mía no es predecir el resultado, sino simplemente acercarnos y observar.

Arriésgate a investigar.

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