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Tu pensamiento diferente

El sufrimiento físico y emocional cambia nuestra mente. El quemarnos cambia nuestro modo de pensar sobre el fuego. Un diagnóstico complicado cambia un estilo de vida, creando a menudo apasionados promotores para hallar curación. Cuando en nuestros cuerpos o en los de personas que amamos entran realidades dolorosas, nuestra manera de pensar cambia para siempre. 

Pedro lo experimentó personalmente en su concepto sobre sufrimiento. En Mateo 16, Jesús predijo Su propio sufrimiento y Su muerte. ¡Pedro lo llevó a un lado y prácticamente le reprendió! “¡Jesús se dirigió a Pedro y le dijo: —¡Aléjate de mí, Satanás! Representas una trampa peligrosa para mí. Ves las cosas solamente desde el punto de vista humano, no desde el punto de vista de Dios” (Mateo 16:23 NTV). Mientras Pedro veía sufrir a Jesús a través de la crucifixión, lo negó, temiendo por su propia vida. Aún así, estas dolorosas experiencias cambiaron a Pedro. 

Con frecuencia las experiencias dolorosas se convierten en intensa pasión.

Cuando Pedro escribió acerca de sufrir en 1 Pedro 4:1, lo hizo como un hombre con una nueva visión sobre el sufrimiento. Al describirlo uso la misma palabra páschō que Jesús había usado con él en Mateo 16. Usó la misma palabra a lo largo de 1 Pedro, de ahí tenemos la palabra moderna “pasión”. Páschō se refiere al juicio, crucifixión y resurrección de Jesús como la Pasión. Experiencias dolorosas a menudo guían a intensa pasión.

El dolor físico de Jesús, Su pasión, debe ser la base de nuestra pasión. La muerte y resurrección de Jesús tienen el poder definitivo de cambiar nuestro pensamiento y por consiguiente nuestro comportamiento; por esto Pedro comenzó su cuarto capítulo así: “Por tanto, ya que Cristo sufrió en el cuerpo, asuman también ustedes la misma actitud; porque el que ha sufrido en el cuerpo ha roto con el pecado” (1 Pedro 4:1 NVI).

Acabar con el pecado. Eso es lo que la Pasión de Jesús puede hacer. ¿Qué pecado de tu vida estás dispuesto a romper? ¿Qué injusticia estás dispuesto a combatir?

Al leer hoy 1 Pedro 4, pide que Dios te muestre cómo el dolor físico y la Pasión de Jesús pueden cambiar tus pensamientos dándote la resolución de terminar con el pecado. También pide que te muestre cómo orar por la gente que en todo el mundo sufre persecución física y emocional por su fe. Si estás siendo perseguido por tu fe, ten certeza de que tienes compañía en tu pasión con Jesús.

Ora: Jesús, gracias por Tu sufrimiento y Tu pasión para liberarme del pecado. Gracias por darme la razón de vivir apasionadamente por Ti. Te pido, Jesús, que seas un consuelo presente y ayuda a las personas que son perseguidas por su fe. Amén.