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EL MESÍAS / ADMIRABLE

“Un niño nos es nacido… y se llamará su nombre Admirable” (Isaías 9:6).

¿Te has quedado alguna vez embelesado contemplando algo que ha cautivado tu atención de tal manera que no puedes apartar tu mirada de ello? El fuego de una fogata, un bebé dormido, como corre el agua trasparente de un rio… Hay tantas cosas creadas, dignas de admiración que verdaderamente uno está tentado a dedicarse a la vida contemplativa. ¡Cómo se estimula nuestra mente a meditar y pensar cuando hay algo que te resulta admirable! Uno rápidamente conecta con lo sobrenatural y empieza a hacerse preguntas trascendentes como: ¿Quién lo creo? ¿Por qué es tan bello? ¿Por qué me cautiva de esta manera que parece que no pasa el tiempo mientras lo observo?

Parece que el alma empieza a cobrar equilibrio, el estrés se desvanece como el humo, como el suspiro del bebé que duerme. ¿Quién se llevó las preocupaciones? … En su lugar llegó un deseo profundo de compartir la vida, ese momento en compañía es aún más poderoso, podría incluso perdonar, animarme a volver a empezar, a mantener el
compromiso que quería romper… Todo porque en mí nació el deseo de no mirar nada más que aquello que llamó mi atención, y me cautivó, le entregué mi voluntad, deseo permanecer admirando, pensando y poniendo orden en mi ser interior.

¡Que fácil nos enganchamos a lo que no cuesta un precio! ¿Sabes? El Mesías es Admirable. No sé si alguna vez lo has pensado, pero te animo a hacerlo. El Mesías estaba cuando fuiste creado por el Padre, fuiste creado en él. El Mesías te conoce, sabe cuál es el propósito por el que fuiste elegido. Y él mismo, teniendo toda la gloria y todo el poder, decidió despojarse de todo ello para vivir en las mismas condiciones que tú y que yo. Con el único propósito de darte esa libertad que tanto anhelas, y necesitas.

El Mesías es admirable, porque eligió lo necio de este mundo para avergonzar a los sabios, lo débil para avergonzar a lo fuerte, lo vil, lo menospreciado, lo que no vale, para deshacer lo que tiene un valor. El Mesías es admirable porque ha decidido estar contigo siempre: “No os
dejaré huérfanos”, dijo. Es admirable porque no hace acepción de personas: “Porque de tal manera amó al mundo… que dio su vida por todos”.

Para un momento y decide admirar al admirable, deléitate en sus palabras, en sus hechos, repasa tus errores, todos han sido perdonados. Repasa tus cualidades, tus virtudes, reconoce tu diseño, fuiste creado a su imagen. Acepta su declaración de amor:“Voy a preparar un lugar para vosotros”. “Padre quiero que donde yo estoy, estén ellos conmigo”. Su paz no es como la paz del mundo, su paz deshace el temor, la duda.

Admirar al Mesías, adorarlo deleitarse en él y sus palabras, ese sí que es un tiempo poderoso y transformador.

No te despistes, decide no apartar tus ojos del Admirable, quédate en silencio ante él, y escucha, siente … y responde.