Escogida - Descubriendo La Mujer En CristoMuestra

NO SOLO ES LA NORMA

Parecía que fuera otro día para ella, mismos lugares, misma lista de cosas para hacer.

Ese desconocido que ella iba a conocer, cambiaría su vida para siempre, solo que ella no lo sabía todavía.

El encuentro entre Jesús y la mujer Samaritana fue tan transformador para ella que inmediatamente regresó a su ciudad, hablando a todos de Él. ¡Ese es el poder del evangelio!

El Evangelio rompe barreras, elimina antiguos patrones de vergüenza y culpa, y libera al creyente para que alcance la plenitud de su identidad. El tiempo que Jesús dedicó a esta mujer se extendió por todo el pueblo, mostrando el poder transformador del Evangelio.

Tal vez tuvo dudas como muchas de nosotras, pero a través de la revelación de Jesús, descubrió la verdadera naturaleza del Padre. La mujer en Cristo sabe que Dios es bueno, sin tener en cuenta las circunstancias a su alrededor. No enmarca su percepción de Dios con sus circunstancias, no se adapta a sus sentimientos o normas religiosas, sino que sabe que la verdadera naturaleza de Dios es revelada en Cristo.

Los que regulaban la cultura y las normas de aquellos tiempos se habrían puesto como una fiera al ver a una mujer sentada, escuchando y aprendiendo a los pies de Jesús como una discípula. De hecho, Marta esperaba más de ella como anfitriona recibiendo un invitado a su hogar. Pero, María escogió la única cosa que todos necesitamos - Cristo mismo (Lucas 10:42).

No solo necesitamos a Cristo para responder a nuestras oraciones. Lo necesitamos porque somos el producto de la Revelación de lo que es Él. Nosotras obtenemos nuestra identidad como hijas de Dios por Su misión redentora en la cruz.

Los judíos y los samaritanos tenían una larga disputa que hacía que se evitaran mutuamente. A pesar de ello, Jesús viajó intencionadamente a través de Samaria en Juan 4:4. Lo que parecía un día ordinario resultó ser extraordinario, ya que Dios estaba trabajando entre bastidores, orquestando algo hermoso. Al escuchar el Evangelio a través de Jesús, la mujer samaritana cambió para siempre. Su verdadera identidad se reveló como hija de Dios, elegida y amada tanto como los judíos de su tiempo. Con su nueva identidad, llevó a más hijos e hijas al conocimiento de quiénes son en Cristo.

No importa como comenzó tu historia

Has sido escogida y establecida en Cristo

Rechaza ir sólo con la norma

Tienes una nueva identidad, con nuevas posibilidades y una nueva herencia; todo en Cristo

¡Permanece creciendo en Gracia y en el conocimiento del Señor Jesús!