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<div class="version vid210 iso6393spa" data-vid="210" data-iso6393="spa">
 <div class="book bkMRK">
 <div class="chapter ch5" data-usfm="MRK.5">
 <div class="label">5</div><div class="s1">Curaci&#243;n del endemoniado geraseno</div><div class="r">(Mt 8,28-34; Lc 8,26-39)</div><div class="p"> 1Llegaron a la otra orilla del lago, a la regi&#243;n de Gerasa. 2En cuanto Jes&#250;s baj&#243; de la barca, sali&#243; a su encuentro, procedente del cementerio, un hombre pose&#237;do por un esp&#237;ritu impuro. 3Este hombre viv&#237;a en el cementerio y nadie hab&#237;a podido sujetarlo ni siquiera con cadenas. 4Muchas veces lo hab&#237;an encadenado y sujetado con grilletes, pero siempre los hab&#237;a roto y ya nadie lograba dominarlo. 5D&#237;a y noche andaba entre las tumbas y por los montes, gritando y golpe&#225;ndose con piedras. 6Al ver de lejos a Jes&#250;s, ech&#243; a correr y fue a arrodillarse a sus pies, 7gritando con todas sus fuerzas:</div><div class="p">&#8212;&#161;D&#233;jame en paz, Jes&#250;s, Hijo del Dios Alt&#237;simo! &#161;Por Dios te ruego que no me atormentes!#1,1.23; Mt 14,33; Lc 1,32; 6,35.</div><div class="p"> 8Y es que Jes&#250;s hab&#237;a dicho al esp&#237;ritu impuro que saliera de aquel hombre. 9Jes&#250;s le pregunt&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#191;C&#243;mo te llamas?</div><div class="p">&#201;l contest&#243;:</div><div class="p">&#8212;Me llamo &#171;Legi&#243;n&#187;, porque somos muchos.</div><div class="p"> 10Y suplicaba insistentemente a Jes&#250;s que no los echara fuera de aquella regi&#243;n. 11Al pie de la monta&#241;a estaba paciendo una gran piara de cerdos, 12y los esp&#237;ritus rogaron a Jes&#250;s:</div><div class="p">&#8212;Env&#237;anos a los cerdos para que entremos en ellos.</div><div class="p"> 13Jes&#250;s se lo permiti&#243;, y los esp&#237;ritus impuros salieron del hombre y entraron en los cerdos. Al instante, la piara se lanz&#243; pendiente abajo hasta el lago, donde los cerdos, que eran unos dos mil, se ahogaron.</div><div class="p"> 14Los porquerizos salieron huyendo y lo contaron en el pueblo y por los campos, de manera que la gente fue all&#225; a ver lo sucedido. 15Cuando la gente lleg&#243; adonde se encontraba Jes&#250;s, vio al hombre que hab&#237;a estado pose&#237;do por la legi&#243;n de demonios, y que ahora estaba sentado, vestido y en su cabal juicio. Y todos se llenaron de miedo. 16Los testigos del hecho refirieron a los dem&#225;s lo que hab&#237;a pasado con el poseso y con los cerdos, 17por lo cual, todos se pusieron a rogar a Jes&#250;s que se marchara de su comarca.</div><div class="p"> 18Entonces Jes&#250;s subi&#243; a la barca. El hombre que hab&#237;a estado endemoniado le rogaba que le permitiera acompa&#241;arlo. 19Pero Jes&#250;s no se lo permiti&#243;, sino que le dijo:</div><div class="p">&#8212;Vete a tu casa, a los tuyos, y cu&#233;ntales todo lo que el Se&#241;or ha hecho contigo y c&#243;mo ha tenido compasi&#243;n de ti.</div><div class="p"> 20El hombre se march&#243; y comenz&#243; a proclamar por los pueblos de la regi&#243;n de la Dec&#225;polis lo que Jes&#250;s hab&#237;a hecho con &#233;l; y todos se quedaban asombrados.</div><div class="s1">La hija de Jairo. La mujer enferma</div><div class="r">(Mt 9,18-26; Lc 8,40-56)</div><div class="p"> 21Al regresar Jes&#250;s a la otra orilla, se reuni&#243; en torno a &#233;l mucha gente junto al lago. 22Entonces lleg&#243; uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, que, al ver a Jes&#250;s, se postr&#243; a sus pies, 23suplic&#225;ndole insistentemente:</div><div class="p">&#8212;Mi hija se est&#225; muriendo; pero si t&#250; vienes y pones tus manos sobre ella, se salvar&#225; y vivir&#225;.#Mt 9,18; Lc 4,40; Hch 9,12.17; 28,8.</div><div class="p"> 24Jes&#250;s fue con &#233;l. Iba tambi&#233;n una gran multitud, que segu&#237;a a Jes&#250;s y casi lo aplastaba. 25Entre la gente se encontraba una mujer que desde hac&#237;a doce a&#241;os padec&#237;a hemorragias. 26Hab&#237;a sufrido mucho a manos de muchos m&#233;dicos y hab&#237;a gastado en ellos toda su fortuna, sin conseguir nada, sino ir de mal en peor. 27Aquella mujer hab&#237;a o&#237;do hablar de Jes&#250;s y, confundi&#233;ndose entre la gente, lleg&#243; hasta &#233;l y por detr&#225;s le toc&#243; el manto, 28dici&#233;ndose a s&#237; misma: &#171;Solo con que toque su manto, me curar&#233;&#187;.#3,10; 6,56; Mt 14,36 (ver Hch 5,15; 19,12). 29Y, efectivamente, le desapareci&#243; de inmediato la causa de sus hemorragias y sinti&#243; que hab&#237;a quedado curada de su enfermedad. 30Jes&#250;s se dio cuenta enseguida de que un poder curativo hab&#237;a salido de &#233;l; se volvi&#243;, pues, hacia la gente y pregunt&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#191;Qui&#233;n ha tocado mi manto?#Lc 6,19.</div><div class="p"> 31Sus disc&#237;pulos le dijeron:</div><div class="p">&#8212;Ves que la gente casi te aplasta por todas partes &#191;y a&#250;n preguntas qui&#233;n te ha tocado?</div><div class="p"> 32Pero &#233;l segu&#237;a mirando alrededor para descubrir qui&#233;n lo hab&#237;a hecho. 33La mujer, entonces, temblando de miedo porque sab&#237;a lo que le hab&#237;a pasado, fue a arrodillarse a los pies de Jes&#250;s y le cont&#243; toda la verdad. 34Jes&#250;s le dijo:</div><div class="p">&#8212;Hija, tu fe te ha sanado. Vete en paz, libre ya de tu enfermedad.#1 Sm 1,17; 20,42; 2 Sm 15,9; 2 Re 5,19; Lc 7,50.</div><div class="p"> 35A&#250;n estaba hablando Jes&#250;s, cuando llegaron unos de casa del jefe de la sinagoga a decirle a este:</div><div class="p">&#8212;Tu hija ha muerto. No molestes m&#225;s al Maestro.</div><div class="p"> 36Pero Jes&#250;s, sin hacer caso de aquellas palabras, dijo al jefe de la sinagoga:</div><div class="p">&#8212;No tengas miedo. &#161;Solo ten fe!</div><div class="p"> 37Y sin permitir que nadie lo acompa&#241;ara, excepto Pedro, Santiago y su hermano Juan, 38se dirigi&#243; a casa del jefe de la sinagoga. Al llegar vio el alboroto y a la gente que lloraba dando muchos alaridos. 39Entr&#243; y les dijo:</div><div class="p">&#8212;&#191;A qu&#233; vienen este alboroto y estos llantos? La ni&#241;a no est&#225; muerta; est&#225; dormida.</div><div class="p"> 40Pero se burlaban de &#233;l. Jes&#250;s ech&#243; a todos de all&#237; y, haci&#233;ndose acompa&#241;ar solamente de los padres de la ni&#241;a y de los que hab&#237;an ido con &#233;l, entr&#243; donde estaba la ni&#241;a. 41La tom&#243; de la mano y le dijo:</div><div class="p">&#8212;Talitha, qum, que significa: &#171;Muchacha, a ti me dirijo: lev&#225;ntate&#187;.#1,31; 9,27; Lc 7,14.</div><div class="p"> 42La muchacha, que ten&#237;a doce a&#241;os, se levant&#243; al punto y ech&#243; a andar. Y la gente se qued&#243; at&#243;nita. 43Jes&#250;s orden&#243; severamente que no hicieran saber esto a nadie, y mand&#243; dar de comer a la ni&#241;a.</div>
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 </div>
</div>

<div class="version vid210 iso6393spa" data-vid="210" data-iso6393="spa">
 <div class="book bkMAT">
 <div class="chapter ch9" data-usfm="MAT.9">
 <div class="label">9</div><div class="s1">Curaci&#243;n de un paral&#237;tico</div><div class="r">(Mc 2,1-12; Lc 5,17-26)</div><div class="p"> 1Despu&#233;s de esto, Jes&#250;s subi&#243; de nuevo a la barca, pas&#243; a la otra orilla del lago y se dirigi&#243; a la ciudad donde viv&#237;a. 2All&#237; le llevaron un paral&#237;tico echado en una camilla. Viendo Jes&#250;s la fe de los que lo llevaban, dijo al paral&#237;tico:</div><div class="p">&#8212;&#193;nimo, hijo. Tus pecados quedan perdonados.#8,6; Lc 7,48; Hch 9,33.</div><div class="p"> 3Entonces algunos maestros de la ley se dijeron: &#171;Este blasfema&#187;.#12,31; 26,65; Mc 3,29; 14,64; Lc 12,10; Jn 10,33. 4Pero Jes&#250;s, que le&#237;a sus pensamientos, les dijo:</div><div class="p">&#8212;&#191;Por qu&#233; pens&#225;is mal? 5&#191;Qu&#233; es m&#225;s f&#225;cil? &#191;Decir: &#171;Tus pecados quedan perdonados&#187;, o decir: &#171;Lev&#225;ntate y anda&#187;? 6Pues voy a demostraros que el Hijo del hombre tiene autoridad en este mundo para perdonar pecados.</div><div class="p">Se volvi&#243; entonces al paral&#237;tico y le dijo:</div><div class="p">&#8212;Lev&#225;ntate, recoge tu camilla y vete a tu casa.#Jn 5,8; Hch 9,34.</div><div class="p"> 7Y &#233;l se levant&#243; y se fue a su casa. 8Los que estaban all&#237; presentes quedaron sobrecogidos al ver esto, y alabaron a Dios, porque hab&#237;a dado tal autoridad a los humanos.#5,16; 15,31; 16,19; 18,18; Lc 2,20; 13,13; Jn 20,23; Hch 4,21; 11,18; 21,20.</div><div class="s1">Jes&#250;s llama a Mateo</div><div class="r">(Mc 2,13-17; Lc 5,27-32)</div><div class="p"> 9Jes&#250;s continu&#243; su camino. Al pasar vio a un hombre llamado Mateo que estaba sentado en su puesto de recaudaci&#243;n de impuestos, y le dijo:</div><div class="p">&#8212;S&#237;gueme.</div><div class="p">Mateo se levant&#243; y lo sigui&#243;.#(ver 12,7); Os 6,6.</div><div class="p"> 10M&#225;s tarde, estando Jes&#250;s sentado a la mesa en casa de Mateo, acudieron muchos recaudadores de impuestos y gente de mala reputaci&#243;n, que se sentaron tambi&#233;n a la mesa con Jes&#250;s y sus disc&#237;pulos. 11Los fariseos, al verlo, preguntaron a los disc&#237;pulos:</div><div class="p">&#8212;&#191;C&#243;mo es que vuestro Maestro se sienta a comer con esa clase de gente?</div><div class="p"> 12Jes&#250;s lo oy&#243; y les dijo:</div><div class="p">&#8212;No necesitan m&#233;dico los que est&#225;n sanos, sino los que est&#225;n enfermos. 13A ver si aprend&#233;is lo que significa aquello de: Yo no quiero que me ofrezc&#225;is sacrificios, sino que se&#225;is compasivos. Yo no he venido a llamar a los buenos, sino a los pecadores.#9,13: pecadores: Algunos mss. a&#241;aden: para que se conviertan.</div><div class="s1">La cuesti&#243;n del ayuno</div><div class="r">(Mc 2,18-22; Lc 5,33-39)</div><div class="p"> 14Entonces se acercaron a Jes&#250;s los disc&#237;pulos de Juan el Bautista y le preguntaron:</div><div class="p">&#8212;&#191;Por qu&#233; nosotros y los fariseos ayunamos tantas veces y, en cambio, tus disc&#237;pulos no ayunan?#11,2; 14,12; Lc 11,1; Jn 1,35; 3,25; Hch 19,1-4.</div><div class="p"> 15Jes&#250;s les contest&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#191;Pueden acaso estar tristes los invitados a una boda mientras el novio est&#225; con ellos? Ya llegar&#225; el momento en que les faltar&#225; el novio; entonces ayunar&#225;n. 16Nadie remienda un vestido viejo con una pieza de tela nueva, porque el remiendo tira de la tela, y el roto se hace mayor. 17Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque los odres se revientan, se derrama el vino y se pierden los odres. El vino nuevo hay que echarlo en odres nuevos, para que ambas cosas se conserven.</div><div class="s1">La hija del dignatario y la mujer enferma</div><div class="r">(Mc 5,21-43; Lc 8,40-56)</div><div class="p"> 18Mientras Jes&#250;s les estaba diciendo estas cosas, se le acerc&#243; un dignatario que, arrodill&#225;ndose delante de &#233;l, le dijo:</div><div class="p">&#8212;Mi hija acaba de morir; pero si t&#250; vienes y pones tu mano sobre ella, volver&#225; a vivir.</div><div class="p"> 19Jes&#250;s se levant&#243; y, seguido de sus disc&#237;pulos, fue con &#233;l.</div><div class="p"> 20En esto, una mujer que padec&#237;a hemorragias desde hac&#237;a doce a&#241;os, se acerc&#243; por detr&#225;s a Jes&#250;s y toc&#243; el borde de su manto,#Lv 15,25. 21pues pensaba para s&#237; misma: &#171;Con solo tocar su manto, me curar&#233;&#187;. 22Pero Jes&#250;s se volvi&#243; y, al verla, le dijo:</div><div class="p">&#8212;&#193;nimo, hija, tu fe te ha sanado.</div><div class="p">Y en aquel mismo instante la mujer recuper&#243; la salud.#Mc 10,52; Lc 7,50; 17,19; 18,42; Hch 3,16; 16,30-31.</div><div class="p"> 23Cuando Jes&#250;s lleg&#243; a casa del dignatario y vio a los flautistas y a la gente que se lamentaba, dijo:</div><div class="p"> 24&#8212;Salid de aqu&#237;. La muchacha no est&#225; muerta; est&#225; dormida.</div><div class="p">Al o&#237;r esto, todos se rieron de Jes&#250;s; 25pero &#233;l, despu&#233;s que sali&#243; la gente, pas&#243; adentro, tom&#243; a la muchacha por la mano y ella se levant&#243;.#8,15; Mc 1,31; 9,27; Lc 7,14-15. 26La noticia de este suceso se extendi&#243; por toda aquella regi&#243;n.</div><div class="s1">Curaci&#243;n de dos ciegos</div><div class="p"> 27Al salir Jes&#250;s de all&#237;, lo siguieron dos ciegos que suplicaban a voces:</div><div class="p">&#8212;&#161;Ten compasi&#243;n de nosotros, Hijo de David!#1,1; 12,23; 15,22; 20,30-31 y par.; 21,9.15 y par.</div><div class="p"> 28Cuando entr&#243; en casa, los ciegos se le acercaron y Jes&#250;s les pregunt&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#191;Cre&#233;is que puedo hacer esto?</div><div class="p">Ellos le contestaron:</div><div class="p">&#8212;S&#237;, Se&#241;or.</div><div class="p"> 29Entonces les toc&#243; los ojos y dijo:</div><div class="p">&#8212;Que se haga en vosotros conforme a la fe que ten&#233;is.#8,13; 15,28; 20,34.</div><div class="p"> 30Se les abrieron al punto los ojos y Jes&#250;s les orden&#243;:</div><div class="p">&#8212;Procurad que nadie lo sepa.</div><div class="p"> 31Ellos, sin embargo, en cuanto salieron, comenzaron a divulgarlo por toda la regi&#243;n.</div><div class="s1">Curaci&#243;n de un mudo</div><div class="p"> 32Acababan de irse los ciegos cuando se acercaron unos a Jes&#250;s y le presentaron un mudo que estaba pose&#237;do por un demonio.#Mc 9,17.25; Lc 11,14. 33En cuanto Jes&#250;s expuls&#243; al demonio, el mudo comenz&#243; a hablar. Y los que lo presenciaron dec&#237;an asombrados:</div><div class="p">&#8212;&#161;Nunca se ha visto en Israel nada parecido!#Mc 2,12.</div><div class="p"> 34En cambio, los fariseos dec&#237;an:</div><div class="p">&#8212;El propio jefe de los demonios es quien le da a este el poder para expulsarlos.#12,24; Mc 3,22; Lc 11,15.</div><div class="s1">Mucha mies y pocos trabajadores</div><div class="p"> 35Jes&#250;s recorr&#237;a todos los pueblos y aldeas ense&#241;ando en las sinagogas jud&#237;as. Anunciaba el evangelio del Reino y curaba toda clase de enfermedades y dolencias.#4,23-24; Mc 1,34; Lc 7,21. 36Al ver a toda aquella gente, se sent&#237;a conmovido porque estaban maltrechos y desalentados, como ovejas sin pastor.#14,14; 15,32; Nm 27,17; 1 Re 22,17; Ez 34,5; Za 13,7; Mc 6,34. 37Dijo entonces a sus disc&#237;pulos:</div><div class="p">&#8212;La mies es mucha, pero son pocos los trabajadores. 38Por eso, pedidle al due&#241;o de la mies que mande trabajadores a su mies.</div>
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<div class="version vid210 iso6393spa" data-vid="210" data-iso6393="spa">
 <div class="book bkMAT">
 <div class="chapter ch10" data-usfm="MAT.10">
 <div class="label">10</div><div class="s1">Elecci&#243;n de los doce ap&#243;stoles</div><div class="r">(Mc 3,13-19; Lc 6,12-16)</div><div class="p"> 1Jes&#250;s reuni&#243; a sus doce disc&#237;pulos y les dio autoridad para expulsar esp&#237;ritus impuros y para curar toda clase de enfermedades y dolencias.#26,14; Mc 6,7; Lc 9,1; Jn 20,24 (ver Hch 1,26; Ap 21,14). 2Estos son los nombres de los doce ap&#243;stoles: el primero, Sim&#243;n, llamado Pedro, y su hermano Andr&#233;s; Santiago y su hermano Juan, hijos de Zebedeo;#Mc 3,16-19; Lc 6,14-16; Hch 1,13-14. 3Felipe, Bartolom&#233;, Tom&#225;s y Mateo el recaudador de impuestos; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; 4Sim&#243;n el cananeo y Judas Iscariote, el que luego traicion&#243; a Jes&#250;s.</div><div class="s1">Misi&#243;n de los Doce</div><div class="r">(Mc 6,7-13; Lc 9,1-6)</div><div class="p"> 5Jes&#250;s envi&#243; a estos Doce con las siguientes instrucciones:</div><div class="p">&#8212;No vay&#225;is a regiones paganas ni entr&#233;is en los pueblos de Samar&#237;a;#Jn 17,18; 20,21 (ver Mt 28,19; Mc 16,15; Hch 1,8). 6id, m&#225;s bien, en busca de las ovejas perdidas de Israel.#15,24; Jr 50,6 (ver Mt 18,12-14). 7Id y anunciadles que el reino de los cielos est&#225; ya cerca.#3,2; 4,17; Lc 10,9.11. 8Curad a los enfermos, resucitad a los muertos, limpiad de su enfermedad a los leprosos, expulsad a los demonios. Pero hacedlo todo gratuitamente, puesto que gratis recibisteis el poder.</div><div class="p"> 9No llev&#233;is oro, plata ni cobre en el bolsillo; 10ni zurr&#243;n para el camino, ni dos trajes, ni sandalias, ni bast&#243;n, porque el que trabaja tiene derecho a su sustento.#Nm 18,31; Lc 10,7; 1 Co 9,4-14; 1 Tm 5,18. 11Cuando llegu&#233;is a alg&#250;n pueblo o aldea, averiguad qu&#233; persona hay all&#237; digna de confianza y quedaos en su casa hasta que salg&#225;is del lugar. 12Y cuando entr&#233;is en la casa, saludad a sus moradores. 13Si lo merecen, la paz de vuestro saludo quedar&#225; con ellos; si no lo merecen, la paz se volver&#225; a vosotros. 14Y si nadie quiere recibiros ni escuchar vuestra palabra, entonces abandonad aquella casa o aquel pueblo y sacud&#237;os el polvo pegado a vuestros pies.#Lc 10,11; Hch 13,51. 15Os aseguro que, en el d&#237;a del juicio, Sodoma y Gomorra ser&#225;n tratadas con m&#225;s clemencia que ese pueblo.#11,23-24; Gn 18,20; Is 1,7-9; Lc 10,12; 17,29; Rm 9,29; 2 Pe 2,6; Jds 7 (ver Ap 11,8).</div><div class="s1">Anuncio de persecuciones</div><div class="r">(Mc 13,9-13; Lc 21,12-17)</div><div class="p"> 16Mirad, os env&#237;o como ovejas en medio de lobos. Por eso, sed astutos como serpientes, aunque tambi&#233;n inocentes como palomas.#Jn 10,12; Hch 20,29. 17Tened cuidado con la gente, porque os entregar&#225;n a las autoridades y os azotar&#225;n en sus sinagogas. 18Por causa de m&#237; os llevar&#225;n ante gobernadores y reyes para que deis vuestro testimonio delante de ellos y de los paganos. 19Pero cuando os entreguen a las autoridades, no os preocup&#233;is de c&#243;mo hab&#233;is de hablar o qu&#233; hab&#233;is de decir, pues en aquel momento Dios os sugerir&#225; las palabras oportunas.#Lc 12,11-12. 20No ser&#233;is vosotros quienes habl&#233;is, sino que el Esp&#237;ritu de vuestro Padre hablar&#225; por vosotros.</div><div class="p"> 21Los hermanos entregar&#225;n a sus hermanos y har&#225;n que los maten. Los padres entregar&#225;n a sus hijos, y los hijos se levantar&#225;n contra sus padres y los matar&#225;n. 22Todos os odiar&#225;n por causa de m&#237;; pero el que se mantenga firme hasta el fin se salvar&#225;.#24,9.13. 23Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra, pues os aseguro que el Hijo del hombre vendr&#225; antes que hay&#225;is recorrido todas las ciudades de Israel.#16,27; 25,31 (ver 24,3).</div><div class="p"> 24Ning&#250;n disc&#237;pulo es m&#225;s que su maestro ni ning&#250;n criado es m&#225;s que su amo.#Lc 6,40; Jn 13,16; 15,20. 25Bastante es que el disc&#237;pulo llegue a ser como su maestro, y el criado como su amo. Si han llamado Belzeb&#250; al amo de la casa, &#191;qu&#233; no dir&#225;n de sus familiares?</div><div class="s1">Invitaci&#243;n a la confianza</div><div class="r">(Lc 12,2-7)</div><div class="p"> 26No teng&#225;is miedo a la gente. Porque no hay nada secreto que no haya de ser descubierto, ni nada oculto que no haya de ser conocido.#Mc 4,22; Lc 8,17. 27Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo vosotros a plena luz, y lo que escuch&#225;is en secreto, pregonadlo desde las terrazas. 28No teng&#225;is miedo de los que pueden matar el cuerpo, pero no pueden matar el alma. M&#225;s bien tened miedo de aquel que puede destruir el cuerpo y el alma en la gehena.</div><div class="p"> 29&#191;No se venden dos p&#225;jaros por muy poco dinero? Sin embargo, ninguno de ellos cae a tierra si vuestro Padre no lo permite. 30Pues bien, vosotros ten&#233;is contado hasta el &#250;ltimo cabello de la cabeza. 31As&#237; que no teng&#225;is miedo; vosotros val&#233;is m&#225;s que todos los p&#225;jaros.</div><div class="s1">A favor o en contra de Jes&#250;s</div><div class="r">(Lc 12,8-9)</div><div class="p"> 32Todo aquel que se declare a mi favor delante de los dem&#225;s, yo tambi&#233;n me declarar&#233; a favor suyo delante de mi Padre que est&#225; en los cielos.#Lc 12,8-9; Ap 3,5. 33Y, al contrario, si alguien me niega delante de los dem&#225;s, yo tambi&#233;n lo negar&#233; a &#233;l delante de mi Padre que est&#225; en los cielos.#Lc 9,26; 2 Tm 2,12 (ver Mt 25,12; 26,34-35.70-74 y par.).</div><div class="s1">Jes&#250;s, causa de divisi&#243;n</div><div class="r">(Lc 12,51-53; 14,26-27)</div><div class="p"> 34No cre&#225;is que he venido a traer la paz al mundo. &#161;No he venido a traer paz, sino guerra! 35Porque he venido a poner al hijoen contra de su padre, a la hija en contra de su madre y a la nuera en contra de su suegra;#Mi 7,6. 36de manera que los enemigos de cada uno ser&#225;n sus propios familiares.</div><div class="p"> 37El que quiera a su padre o a su madre m&#225;s que a m&#237;, no es digno de m&#237;. El que quiera a su hijo o a su hija m&#225;s que a m&#237;, no es digno de m&#237;.#Dt 33,9. 38Y el que no est&#233; dispuesto a tomar su cruz para seguirme, tampoco es digno de m&#237;.#16,24-25; Lc 17,33; Jn 12,25. 39El que quiera salvar su vida, la perder&#225;; pero el que, por causa de m&#237;, la pierda, ese la salvar&#225;.</div><div class="s1">Recompensas</div><div class="r">(Mc 9,41; Lc 9,48; 10,16; Jn 13,20)</div><div class="p"> 40El que os reciba a vosotros, es como si me recibiera a m&#237;, y el que me reciba a m&#237;, es como si recibiera al que me envi&#243;.#18,5; Ga 4,14. 41El que reciba a un profeta por tratarse de un profeta, tendr&#225; la recompensa que corresponde a un profeta, y el que reciba a un justo por tratarse de una persona justa, tendr&#225; la recompensa que corresponde a una persona justa.#1 Re 17,9-24; 2 Re 4,8-37.</div><div class="p"> 42Igualmente el que d&#233; un vaso de agua fresca al m&#225;s insignificante de mis disc&#237;pulos precisamente por tratarse de un disc&#237;pulo m&#237;o, os aseguro que no quedar&#225; sin recompensa.#18,5; 25,40.</div>
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