Libertad espiritual

Pablo fue un hombre espiritualmente libre, aun estando encarcelado, y eso era como tener un súper poder. La clave es mantener el gozo puesto en la salvación que nos da Cristo, la cual es nuestra fortaleza.

Somos alma, cuerpo y espíritu. Lo único eterno es el espíritu. Todo lo que conocemos aquí: dinero, casas, viajes, etc. se acabará. Cuando sabemos eso, somos libres de cualquier aflicción y opresión que este mundo nos impone, manteniéndonos reprimidos y atrapados en esa carrera interminable por alcanzar.

Cuando alimentamos nuestro espíritu y alineamos nuestros pensamientos hacia la verdad con el anhelo de encontrar ese lugar celestial, viviendo en obediencia, honrando el propósito de Dios, alimentándonos de Su Palabra y dejando que Su voluntad buena, agradable y perfecta se manifieste en nuestra vida, mantenemos una lámpara encendida que está impregnada del aceite del Espíritu Santo, que es el poder de Dios actuando a nuestro favor.

Somos libres de toda opresión, podemos alabar a Dios aun siendo prisioneros y decir: “Morir es Cristo y vivir es ganancia, todo lo que tengo es nada comparado con Cristo”, y, finalmente, sonreír por el porvenir con libertad, porque desde ahora estás viviendo junto a Él.