Jesús en todoMuestra

Jesús en la enfermedad

Jesús estaba con los enfermos en su enfermedad, y aunque no era un médico de profesión sino carpintero, actuaba y se movía como tal. A ti que me escuchas en estos momentos debo declararte que Jesús es tu medicina, tu sanador, tu proveedor, tu compañero, tu gozo y tu fortaleza.

Jesús también no solo está en la enfermedad física o externa, sino en la enfermedad interior, la del alma, la del espíritu. La enfermedad física crea culpabilidad, enajenación, discriminación, angustia, desesperanza. Jesús está ahí también trayendo sanidad, consuelo, paz.

Jesús ausculta los sonidos del pesar y del sufrimiento que causan la enfermedad, a fin de poder llegar a nuestras dolencias, y sabe cómo nos sentimos. Jesús se identificó con los enfermos y este pasaje lo corrobora al hablar del Mesías cuando declara:

Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido (Isaías 53:4).

Muchas veces vamos a ser los intercesores por amigos y personas cubriéndolos en oración pidiendo sanidad. Otras veces, en cambio, vamos a ser nosotros los receptores de apoyo en oración por otros hermanos en la fe que se ponen en la brecha cuando enfermamos. De lo que sí estamos seguros es de la presencia inefable e imponente de Jesús en la enfermedad.

Anímate al pensar que Él no te dejará ni desamparará en los tiempos de enfermedad y crisis. Dios es fiel.

Oración

Jesús:

Hoy te rogamos que ocupes un lugar central en nuestras vidas y que seas el Señor en medio de nuestras enfermedades. Te pedimos tu sanidad en nuestras vidas y en la de quienes necesitan un milagro. Amén.