No fue mi culpaMuestra

Un pequeño acto de valentía, admitir y decir que fue mi culpa el hoyo en la pared solo fue el desencadenante para darme cuenta que en muchas áreas de mi vida no estaba siendo responsable de mis actos. Dios permitió este minúsculo accidente para mostrarme que estaba haciéndome el loco y ese no era el camino correcto.

Admitir que nos equivocamos es incomodo, pedir perdón es vergonzoso y reconocer que necesitamos ayuda es más difícil de lo que pensamos, pero es necesario. Y es allí cuando Dios empieza a actuar en nuestra vida, cuando reconocemos que hemos fallado y necesitamos ayuda, cuando dejamos el orgullo a un lado y aprendemos a ser humildes.

Empieza con una simple oración: Dios, necesito tu ayuda.

El primer paso es complicado, pero cuando la culpa desaparece te darás cuenta que vale la pena, y el precio a pagar no es tan grande como la paz que genera decir - fue mi culpa - y hacerte responsable.

Jesús nos enseñó a ser humildes y dejó al Espíritu Santo para guiarnos en este camino estrecho. Recuerda siempre que no estás solo y en los momentos más difíciles estará caminando a nuestro lado, no te abandonará.

Espero que este plan haya sido de bendición en tu vida. Si quieres ver más contenido visita: Instagram de Sergio Andrés