Reorganiza tus prioridades

Dios dedicó un tiempo especial para crear al hombre a Su imagen y semejanza, y lo hizo con Sus propias manos. Luego, vio la necesidad de que el hombre tuviera una compañera y dijo: “No es bueno que Adán esté solo; le haré una ayuda semejante a él.” Sin embargo, antes de que su compañera fuera creada, Adán tenía algunas tareas de las cuales tenía que encargarse. Fue puesto en el huerto para que lo labrara, lo protegiera y debía darle nombre a toda bestia del campo y toda ave del cielo. Mientras Adán cumplía con sus responsabilidades, Dios consideró la necesidad de crear una compañera idónea para que lo ayudara.

Debes reorganizar tus prioridades para que puedas recibir a la persona idónea destinada para ti. Comienza a cumplir primeramente con el propósito que Dios tiene para tu vida. Ocúpate primero en cumplir con las responsabilidades espirituales que Dios te ha asignado. La palabra dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y Su justicia y las demás cosas os serán añadidas”. Para esto hay instrucciones específicas en la Biblia; mientras llega el tiempo de recibir a tu ayuda idónea, “ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza, y no descuides el don que hay en ti”. Envuélvete en las cosas espirituales para que tu aprovechamiento sea manifiesto a los demás; así ninguno tendrá en poco tu juventud y serás ejemplo de lo que es un verdadero creyente en La Palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.

La Biblia dice: “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren”. Evitando relaciones amorosas con copias que dañen tus emociones, es una manera de cuidar de ti mismo. Si persistes, puedes recibir tu ayuda idónea, tu original, y con tu ejemplo salvarás a otros.

Pablo dijo: “Porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente y de la venidera”. Con esta expresión, él no está diciendo que es malo o es pecado hacer ejercicio. Está exhortando a que reorganicemos nuestras prioridades poniendo a Dios y los asuntos espirituales en primer lugar. Dios conoce todas tus necesidades. Tal y como hizo con Adán, una vez que estés cumpliendo con las tareas que te tiene asignadas, todas tus demás necesidades serán provistas por Él de acuerdo con tu fidelidad.