Cristo, El Arca De Nuestra SalvaciónMuestra

“Porque como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre” (Mt.24:37).

Primera parte.

Antes de la era de los Patriarcas vivió Noé, considerado como el último de los superlongevos que habitó la tierra, y el hombre más justo de toda su generación.

Las escrituras aseguran que como en los días de Noé será la segunda venida en gloria de Cristo a la tierra.

Basta con observar el acontecer mundial por algunos minutos a través de las mejores agencias informativas, para darnos cuenta de que cada día nos acercamos más a los días de Noé. La maldad, la corrupción generalizada, las aberraciones, lo antinatural que se “celebra” como natural y la iniquidad, progresivamente van formando parte de nuestra cotidianidad, como en los tiempos de Noé.(Gen.6:1-8)

Pero, a pesar de este panorama tan desalentador que nos revela Génesis 6, descubrimos un oasis en medio de la devastación moral: “Noé halló gracia ante los ojos del Señor” (V6). Para el creyente de hoy, al igual que con Noé, la diferencia en medio de una generación violenta y malvada se encuentra en la gracia de Dios quien nos provee de un medio para ser salvos.

En Su iniciativa de amor, Dios quiere que nos salvemos a tal grado, que desde siempre nos ha dado ilustraciones y tipologías de Jesucristo y su gran proyecto de salvación para con la humanidad. La nuestra, no es una salvación física como le aconteció a Noé, sino espiritual, y el medio de salvación provisto por gracia para Noé fue el Arca (Ef.1:4, 2.8:10).

Aunque Noé era justo, su salvación no fue una recompensa por buen comportamiento, fue iniciativa de Dios de principio a fin, pues Noé nunca pudo anticipar el diluvio hasta que Dios se lo reveló. El arca fue el proyecto de Dios para salvar a la familia elegida y los animales indefensos de su creación ( 1 Pd. 1: 19-21 ).

Para ti y para mí, Jesucristo es el Arca de nuestra salvación.

“… Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo, por gracia sois salvos” (Ef.2:4-5).

Dios nos invita hoy a recordar que la muerte expiatoria de su Hijo Jesucristo provista para nuestra salvación, junto con el camino nuevo que abrió para nosotros en la Cruz, nos justificó más allá de cualquier cosa que pudiera descalificarnos o condenarnos jamás. Por tanto, desecha el engaño de creer que puedes en algún momento naufragar y perder tu salvación.

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