Imitadores

Los estándares de vida sobre los cuales Jesús anduvo pueden parecernos demasiado altos para nuestra vida, pero no debemos pensar que esto hace que imitarlo sea imposible.

Si pensamos detenidamente en la Palabra de Dios, encontramos a hombres y mujeres que fueron útiles en gran manera en las manos de Dios. Personas normales, como tú y como yo, con errores y aciertos que quedaron registrados para siempre en las páginas de las Sagradas Escrituras, para enseñarnos que esto no es un impedimento para agradar a Dios.

Seguramente tú también recuerdas las palabras del Apóstol Pablo cuando invita a sus discípulos a imitarlo en su conducta, puesto que él se propuso firmemente ser un fiel imitador de Cristo. Pablo siguió las pisadas de Jesús.

Una vez que reconoció en su vida a Jesús como Señor, empezó una carrera sin tregua por vivir en la asignación que Dios preparó para él. Para él no había excusas que valieran, sus palabras dejan ver que aun sus errores del pasado no pueden impedir que él corriera tras las pisadas de Jesús,

El autor de hebreos también nos alienta a imitar la fe de aquellos pastores que un día nos hablaron la Palabra de Dios, que evaluemos cuál fue el resultado de su conducta y lo pongamos por obra en nuestras propias vidas.

En el mismo libro de Hebreos podemos encontrar una gran nube de testigos que dejaron sus excusas de lado para correr diligentemente en la carrera que Dios los puso a cada uno de ellos según el tiempo en el que vivieron y la asignación que les correspondía. Si observas de manera pausada podrás encontrar en cada uno de ellos defectos que podrían haber detenido su paso en la carrera, pero, por el contrario, decidieron seguir adelante confiando en Dios, imitemos su confianza.