Fíjate en algunas de las verdades que incluye Jesús:

• La oración no tiene por qué ser larga ni complicada.
• La oración no pretende ser una actuación pública, sino que se trata de conectarse con Dios.
• La oración es bienvenida por Dios. Le encanta responder cuando acudimos a Él.
• La oración es una oportunidad para adorar a Dios y reconocer su grandeza.
• La oración puede incluir pedir perdón, pedir provisión y buscar la voluntad de Dios.
• ¡La oración hace avanzar el Reino de Dios en la tierra!

Nuestra habilidad y sofisticación no importan, porque no ponemos nuestra confianza en el poder de nuestras oraciones. Nuestra confianza está en el poder de Dios, que nos ama, nos escucha y actúa cuando oramos. Por eso oramos.

Las “palabras correctas” o una determinada fórmula no son el centro de la oración. Jesús lo es.

Oración:

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal.