Tiempos De CrisisMuestra
“Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica, con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús"(Fil. 4:6-7).
Se trata de un texto un tanto curioso de Pablo. Uno esperaría que dijera: "No os preocupéis por nada, pero si se da el caso, llevad vuestras preocupaciones ante Dios". Pero Pablo no nos anima a llevar nuestras preocupaciones a Dios, sino nuestras peticiones. ¿Cuál es la diferencia?
Cuando pienso en mis ansiedades, pierdo la perspectiva y la esperanza. Las ansiedades me presionan, crean una visión de túnel y alimentan el miedo y las imágenes aterradoras. Las peticiones, en cambio, tienen una dinámica de avance, buscan posibilidades y nuevas perspectivas. Una petición está estrechamente vinculada a nuestros deseos de realizar algo en el futuro.
Piensa en Miguel, un empresario que estaba ansioso por el futuro de su empresa. Su reto consistía en conocer sus deseos, para poder situar la ansiedad por su empresa en la perspectiva adecuada.
Miguel dice: "Mientras veía mi negocio como un objetivo y un deseo en sí mismo, la ansiedad por mi empresa me llevaba a la depresión y a los pensamientos negativos. La ansiedad dominaba y sofocaba mi creatividad y mi capacidad de innovación. Cuando empecé a ver mi empresa como una herramienta con la que podía ayudar a la gente, esto creó más espacio en mi mente. En lugar de la ansiedad por mi empresa, surgió la siguiente pregunta: ¿sigue siendo mi empresa la mejor forma de servir a estas personas? Esta pregunta me hizo pensar en soluciones. Mantener la empresa ya no era un objetivo en sí mismo".
Si como empresarios estamos preocupados por la viabilidad de nuestras empresas, a menudo oraremos de la siguiente manera: "Querido Señor, temo que pueda perder mi empresa, por favor, ¿me ayudarás a salvarla?".
Si presento mis anhelos como peticiones ante Dios, como hizo Miguel, mi oración podría ser similar a esta: “Querido Señor, me has llamado a servir a estas personas con mi empresa. Me he dado cuenta de que ahora no parece funcionar, pero Señor, ¿cómo puedo seguir sirviendo a estas personas? Por favor, ayúdame a seguir cumpliendo el llamado que pusiste en mi corazón”.
Si oramos enfocados en esa dirección, Pablo dice que “la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús” (Fil. 4:7).
¿Resuelve esto todos los problemas? No, no lo hace, pero se ha creado un camino en medio de la ansiedad y el estrés que podamos experimentar. Proporciona una tranquilidad y crea un espacio, siempre que nuestros deseos estén en consonancia con los deseos de Dios.
Por eso Pablo quiere que nos esforcemos por todo lo que es justo, puro, hermoso y amable (Fil. 4:8). Nuestros deseos, incluidos los de nuestra empresa y nuestro espíritu empresarial, deberían estar a este nivel.
Pregunta del día
¿Cómo sonaría tu oración si la hicieras desde tus anhelos?
Escritura
Acerca de este Plan
Como empresarios, a menudo estamos sometidos a mucha presión como por ejemplo pensando en modelos de ingresos cambiantes, nuevas tecnologías, etc. ¿Cómo afrontamos los empresarios estas circunstancias y cuál es el valor añadido de la fe cristiana en tiempos de presión y crisis?
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Nos gustaría agradecer a Europartners por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://europartners.org/