Abrumada por mis bendiciones (Parte 5)Muestra

¿Cuándo fue la última vez que recuerdas haber animado a tu hijo? Piénsalo.

Lo admito, no era buena en esto. La positividad y el aliento son cosas en las que tuve que trabajar.

Fui genial diciéndoles a mis hijos que limpiaran su habitación, se ataran los zapatos, bajaran los pies del sofá. A menudo decía: "¡Baja la voz!" "¡Por favor, no cantes esa canción otra vez más!" "¡Ponte los zapatos!" "¡Date prisa, llegamos tarde!" "¡Deja de discutir!" Se nos dan muy bien las órdenes, las exigencias y las reprimendas pero, ¿cuántas veces animamos de verdad y añadimos valor a nuestros hijos?

Pregúntate, ¿qué necesita saber mi hijo de mí? ¿Qué temores o mentiras está creyendo acerca de sí mismo, incluso a una edad temprana? ¿Qué obstáculo enfrenta mi hijo adolescente? ¿Qué palabras de coraje y confianza puedo decir que puedan ayudarle a enfrentar las mentiras de estos años difíciles?

Nos hemos acostumbrado tanto a la rutina diaria de "mamá", que podemos haber olvidado cómo tomarnos el tiempo para alentar a nuestros hijos. Debemos recordar que la forma en que les hablamos se convertirá en la forma en que se hablan a sí mismos. Ese es un pensamiento aleccionador.

Hagamos un plan. Esta idea es tan extraña y olvidada para algunas de nosotras que es posible que tengamos que escribir algunas declaraciones.

"Estoy muy orgulloso de la forma en que manejaste ese conflicto con tu hermana".

"¡Guau! ¡Me encanta cuando cortas el césped con tanto cuidado!"

"Noté que hiciste tus tareas sin tener que pedírtelo. ¡Realmente estás madurando!"

"Tu fuerza de carácter se nota cuando te enfrentas a problemas difíciles de amistad. Estoy orgullosa de ser tu madre".

"Fue tan dulce de tu parte compartir tus dulces con tu hermano. Tienes un corazón tan generoso".

"¡Gran actitud!"

"Gracias por tu respeto".

"¡Qué guay tu conjunto!"

Elogia el desarrollo de su carácter, no su perfección. Tus palabras de aliento los llevarán más lejos de lo que crees, y comenzarás a ver una nueva madurez. ¡Lo prometo!

Padre, admito que en el proceso de tratar de entrenar a mis hijos, mis palabras se han vuelto más sobre qué hacer o no hacer que palabras positivas de aliento. Pido nuevos pensamientos, nuevas ideas creativas para alimentar a mis hijos con palabras de afirmación que den vida. Recuérdame cuando vuelva a caer en viejos patrones de comandos e instrucciones. Lucho contra la culpa de mamá que quiere consumirme por reconocer esta debilidad en mi corazón, decidiendo en cambio elegir palabras que edificarán y fortalecerán a mis hijos. Sé que me proporcionarás esas palabras mientras escucho tu corazón. Gracias por tu amor.