Perdonando a los que nos hierenMuestra

El "uniforme" cristiano

Vemos personas usando uniformes en todos los tipos de industrias. Los mecánicos, cocineros, camareros, personal del hospital, oficiales de policía y bomberos usan uniformes. De hecho, hay empresas que fueron fundadas para suministrar y limpiar uniformes. ¿Acaso existe algo como un "uniforme cristiano"? Bueno, no en la ropa como tal, ¡pero ciertamente en nuestro cuidado mutuo! Este pasaje nos anima a "vestirnos", lo que implica que lo hagamos intencionalmente y a propósito. Debemos vestirnos unos como otros de formas específicas. Debemos revestirnos de misericordia, amabilidad, humildad, gentileza y paciencia. ¿Por qué? Porque debajo de esos uniformes hay individuos que tienen fallas. Esas fallas se presentan en diversas formas. Por lo tanto, Dios nos equipa con una lista de atributos que deben marcar al cristiano, y luego nos da una herramienta importante de comportamiento para manejar las fallas—el perdón.

El perdón es el comportamiento diario de los creyentes maduros. Dios nos ha elegido para ser un pueblo santo. Ser santo significa ser "apartado" o "dedicado" para un propósito particular—ser como Cristo. En este pasaje, somos apartados para mostrar el amor de Dios el uno al otro. Sin embargo, Dios sabe que todos tenemos fallas. ¡Dios es soberano sobre esas fallas, y espera que nos aceptemos unos a otros y nuestras imperfecciones! El plan de Dios es santificar (hacer santos, dedicar) a los creyentes a través de la interacción. Cuando perdonamos, nos ajustamos a la imagen del hijo de Dios, Jesucristo. Nuestras fallas y las fallas de los demás se convierten en oportunidades para ejercer la virtud del perdón.

¿Estás dispuesto a confesar tus faltas (ver Santiago 5:16)? ¿Estás dispuesto a vestirte de misericordia, bondad, humildad, gentileza y paciencia? ¿Estás dispuesto a ser como Cristo y extender el perdón a aquellos que te han ofendido?

El perdón debe marcar la comunión de los creyentes. Ciertamente nos beneficiamos personalmente viviendo en un patrón de perdón. Pero un bien mayor también se logra cuando nos perdonamos unos a otros: Dios es glorificado, y Cristo es exaltado y dado a conocer a un mundo que observa. ¡Nos parecemos a Cristo!