Devocional Del Día | EneroMuestra

Jesús se indignó y se entristeció

Marcos 3:1-6

Jesús volvió a entrar en la sinagoga. Allí había un hombre que tenía una mano tullida.Los fariseos estaban vigilando a Jesús para ver si sanaba a ese hombre en día sábado, y poder así acusarlo de trabajar en ese día de descanso.Jesús le dijo al enfermo: «Levántate y ponte en medio de todos.» Luego, les preguntó a los que estaban allí: «¿Qué es correcto hacer en sábado: el bien o el mal? ¿Salvar una vida o destruirla?» Pero nadie le contestó. Jesús miró con enojo a los que lo rodeaban y, al ver que eran muy tercos y no tenían amor, se puso muy triste. Entonces le dijo al enfermo: «Extiende la mano.»
El hombre extendió la mano, y la mano le quedó sana. Los fariseos salieron de la sinagoga y enseguida se reunieron con los partidarios del rey Herodes; y juntos comenzaron a hacer planes para matar a Jesús.

En la Biblia podemos ver, en el Antiguo Testamento que Dios le dio reglas al pueblo de Israel por medio de Moisés para que guarden el Sábado. Esto era bueno, esto era para su bien, pues Dios nos hizo seres que necesitan descanso. Tenemos una necesidad de meditar y de apartar un tiempo para Dios. Pero ahora ya han pasado muchos años, y el corazón de la regla ya ha cambiado, ya no se trata de que la regla es para ayudar al hombre, sino que ahora el hombre le sirve a la regla. En otras palabras personas ponen primero la regla antes que a sus propios hermanos.

En esta historia vemos a un hombre que tiene la mano atrofiada, la mano simboliza sostener dar, recibir. Y este hombre es lo que justamente no podía hacer, no podía sostener, no podía ser productivo, no podía dar a otros, pero Jesús lo ve, en el Sábado y quiere sanarlo. Pero los religiosos en lugar de admirar y estar contentos por esto, lo que quieren es castigar a Jesús por sanar en el día Sábado, y Jesús aún así lo sana y les pregunta: ¿Es contra la ley hacer el bien o hacer el mal a una vida? Después Jesús se indignó y se entristeció.

Cuando nosotros ponemos las reglas por encima de amar a las personas, podemos ocasionar que el corazón de Jesús se entristezca, no olvidemos que lo verdaderamente importante son las almas, no las liturgias, no las reglas, no nuestras ideas. Lo importante son las almas, porque para Dios eso es lo que verdaderamente importa.

Medita: ¿He puesto en primer lugar reglas antes que el amor a las personas?