21 maneras de prosperar a los 45Muestra
Desarrolla un ritmo de oración
La oración no es una máquina traga monedas. Es una conversación. Una que nos invita a confiar en nuestro Salvador. Es en la oración que nos movemos de la desesperación a la esperanza. De aterrados a valientes. De agotados a pacíficos.
Es fácil perder una práctica espiritual tan accesible como la oración. Resolvemos dejar que otros hagan el trabajo duro, pidiéndoles que oren porque creemos que ellos llegan mejor al salón del trono, pero la verdad es: tenemos acceso ilimitado al Padre. Él oye nuestras oraciones y ellas son poderosas y efectivas.
Algunas veces nos inquietamos y preocupamos por nunca elegir una posición de oración. Al hacerlo, perdemos terreno. En la oración, fortalecemos el alma de nuestra fe e invitamos a Jesús a hacer Su voluntad en nuestras vidas.
No hay reglas para la oración, pero hay prácticas que nos pueden ayudar a conectarnos:
Gratitud. Agradece a Jesús por lo que ha hecho en tu vida. 1 Tesalonicenses nos dice que nos alegremos. Para celebrar lo que Cristo ha hecho en nuestras vidas tanto en nuestro presente como en el futuro.
Alaba. Adora a Jesús por lo que Él es. Tu Abogado. Tu Esperanza. Tu Verdad. Tu Brújula. Tu Salvador. Tu Compañero. Tu Redentor. Lleno de gracia y misericordia. Abundante en amor. Paciente y Pacífico.
Confesión. Prosperamos en nuestra relación con Jesús cuando somos honestos. Honestos con nuestro pecado, nuestras dudas, y nuestros miedos. 1 Juan 1:9 nos instruye: “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, no los perdonará y nos limpiará de toda maldad". El perdón y la libertad en Cristo se pueden alacanzar en nuestra confesión y arrepentimiento.
Intercesión. Nuestros oídos y ojos son bombardeados con las necesidades de aquellos que nos rodean y las historias de nuestras fuentes de noticias. No somos inútiles para ayudar. Intercedemos, ofreciendo oraciones al Padre para que se mueva y trabaje en favor de otros.
Súplica. Orar no es listar todo lo que queremos para hacer nuestra vida perfecta y libre de dolor. Es comunión con nuestro Consejero Maravilloso donde buscamos Su voluntad de vida y pedimos que sus caminos inconfundibles estén presentes en nuestras situaciones.
No importa si es a primera hora en la mañana, murmurando en la ducha, antes de una comida, o durante el día, busca un ritmo de oración. Descubrirás que el corazón y el alma florecerán a pesar de cualquier circunstancia o problema mientras confías en el Señor.
Acerca de este Plan
Más que una desintoxicación, cada mujer puede tomar medidas intencionales para ser la portadora de la imagen única que Dios quiso que fuera. Cada día de este Plan de 21 días abordaremos dificultades y elegiremos nuevos hábitos que inviten nuestras almas a prosperar. No importa si eres una mujer en tus 20s, 30s, o 40s, hay un amplio suministro de la bondad, entendimiento, y restauración de Dios para florecer en tu etapa de la vida.
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