Enemigos del corazónMuestra

Andy Stanley: Enemigos del corazón

Día devocional 2

“Confesar”

Escritura: 1 Juan 1:5-10

El primer enemigo del corazón es la culpabilidad. La culpa es el resultado de haber hecho algo que percibimos como incorrecto. El mensaje de un corazón cargado de culpa es: “¡Yo les debo!”

Piensa en el hombre que se va con otra mujer y abandona a su familia. Sin darse cuenta, en ese momento ha robado algo de cada miembro de su familia. A su esposa le ha robado el futuro, su seguridad financiera y su reputación como esposa. Desde la perspectiva de sus hijos, este hombre les ha robado la Navidad, las tradiciones, la seguridad emocional y financiera, las cenas con la familia, etc.

Ahora, el hombre que hizo todo esto no piensa en términos de lo que ha quitado. Inicialmente, piensa en términos de lo que ha ganado. Pero la primera vez que su pequeña le pregunta por qué ya no quiere a mamá, su corazón se conmueve. Ahora se siente culpable. Papá les debe.

El pagar esa deuda es lo único que aliviará de su carga a un corazón culpable. La gente trata de resolverlo, servirlo, emitirlo e incluso orar para que desaparezca. Pero ninguna cantidad de buenas obras, servicio comunitario, donaciones caritativas, o domingos en un banco de la iglesia, puede aliviar la culpa. Es una deuda. Y esta debe pagarse o cancelarse para que el corazón culpable experimente alivio.

¿Cómo se cancela la culpa? La respuesta viene en uno de los primeros versículos de la Biblia que memoricé cuando era niño: 1 Juan 1:9. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (RV).

La confesión tiene el poder de romper el ciclo del pecado. Y como la mayoría de los recursos medicinales, funciona cuando se la aplica correctamente. Esa aplicación correcta es la confesión de nuestros pecados, no solo a Dios, sino también a las personas contra las que hemos pecado.

Las personas culpables suelen ser reincidentes. Y mientras mantengas un secreto, mientras trates de calmar tu conciencia diciéndole a Dios cuánto lo sientes; te estás preparando para repetir el pasado. Sin embargo, si comienzas a confesar tus pecados a las personas contra las que has pecado, lo más probable es que no cometas esos pecados nuevamente.

Confiesa a Dios y a los demás, y matarás a este enemigo de tu corazón.

¿Qué te hace sentir culpable? Confiesa tu pecado a Dios y a quien hayas lastimado. Hazlo hoy.