Tu Bando Sí ImportaMuestra
El Señor lo sabe todo.
Ante la provocación del pueblo y el escándalo de su rebelión, Dios actúa escuchando y oyendo. Toma nota y guarda en Su memoria. Él lanza los pecados al fondo del mar para no tenerlos en cuenta nunca más cuando nos volvemos a Él pero, ¿acaso pensamos que Él no podría recitarnos cada una de nuestras maldades? ¿Creemos que tenemos un Dios bobo u olvidadizo?
El Señor lo sabe todo. Es una de las frases que mayor consuelo trae a mi vida en momentos de injusticia y oscuridad. Pero también es la que me remueve hasta los cimientos, porque pone al descubierto la realidad de mi maldad, de mi rebelión. Él decidió verme a través de la sangre de Cristo cuando acepté Su sacrificio y obtuve Su perdón, pero mi antigua naturaleza me sigue llevando con frecuencia en la dirección equivocada y, más allá de mi fachada, Él ve lo que ni siquiera percibo.
Mantenerse al margen de este sacrificio, sin embargo, deja al ser humano en la peor posición posible, ante un Dios que lo sabe todo, y que no se conforma con aproximaciones superficiales o “políticamente correctas”. Él mira directo al corazón, ve donde nosotros no vemos, ni siquiera cuando creemos conocernos y saber todo de nosotros.
El hombre y mujer de hoy siguen perdidos sin Dios. Sus pensamientos lógicos no son tales frente a la lógica cósmica de Quien lo creó y sabe todo. El finito debatiendo con el Infinito. El necio con el Sabio. ¡El Señor era el poseedor de la sabiduría “ya de antiguo, antes de Sus obras”! (Proverbios 8:22) ¿Cómo puede el hombre contender con Dios? ¿Hay acaso quien pueda operar como árbitro entre Dios y nosotros? (Job 9:33)
Sus pensamientos y los nuestros nada tienen que ver, pero porque Él mira el corazón y ve incluso más allá de nuestras posibilidades, atiende con su oído a quien escoge seguirle. Aquellos serán, como expresa nuestro texto hoy, tomados por “especial tesoro”, y “serán perdonados el día en que él actúe”. Ahí será clara y cristalina la diferencia entre bandos, entre escoger bien y mal, entre servirle o no hacerlo.
Dios mira los tiempos desde Su estrado, Él, que no está sujeto al tiempo, y ve en nosotros los mismos males que entonces veía. No somos diferentes como generación a aquella, pero la gran bendición es que Dios tampoco cambia, y espera misericordia a quienes le aceptan y sirven.
Acerca de este Plan
Efectivamente, has leído bien: “bando”, porque hay dos, y no es lo mismo militar en uno que otro. Tema radical en que, incluso los cristianos, podemos pensar en algunos momentos que no hay tanta diferencia entre estar en uno u otro lugar. En este plan examinaremos todo esto a la luz de la Palabra para dar respuestas al relativismo que también nos alcanza en estos días.
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