La adoración: Estudio de los SalmosMuestra

¿Qué dice?

Asaf lamentó el triste estado de Jerusalén. Relató las obras pasadas de Dios y le suplicó que rescatara a Su pueblo.

¿Qué significa?

Asaf estaba desconcertado. Jerusalén había sido atacada y el templo destruido. Parecía como si Dios hubiera rechazado a Su propio pueblo. Él ya no les hablaba con bondad como su Pastor, sino que había permitido el trato duro del enemigo como Su juicio por su pecado. No obstante, Asaf aún tenía fe en Dios, confiado en que el Señor podía y derrocaría a sus enemigos. Dios tiene toda la autoridad. Él gobierna sobre la naturaleza misma, por lo que ciertamente podía rescatar a Su pueblo. Asaf le pidió a Dios que recordara Sus promesas a Israel. Ya que Dios juzgó los pecados de Su propio pueblo, seguramente Él castigaría la maldad de sus enemigos.

¿Cómo debo responder?

Normalmente consideramos a Dios como un padre bondadoso o un dulce pastor, pero no nos gusta pensar mucho en el hecho de que Él también es un juez. Dios es la máxima autoridad. Él hará que todas las personas rindan cuentas por sus acciones hacia Él y hacia los demás. El pasaje de hoy ayuda a entender las palabras de Hebreos 10:31: “¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” Si bien esas palabras pueden ser aterradoras, debemos recordar que el juicio de Dios está templado con misericordia. Cuando consideramos la misericordia de Dios, encontramos a un Dios que lidió con nuestro pecado y nuestras fallas al proveer a Su propio Hijo como sacrificio en nuestro lugar. Un día, Dios juzgará la maldad del mundo, pero si has recibido Su regalo de salvación, no tienes que temerle como tu Juez. Puedes mirar a Dios como tu amoroso Padre celestial y a Su Hijo como tu dulce Pastor.