Una Vida PlenaMuestra

SÉ TÚ MISMO

No se puede agradar a todos. No importa qué hagamos, o qué dejemos de hacer. Está demostrado en Jesús mismo. El Dios encarnado, lleno de gracia y de verdad, fue un ciudadano molesto para Roma, un religioso irreverente para los fariseos y un líder difícil de seguir para las multitudes. Jesús vino a demostrar muchas cosas, entre ellas que, aunque seas Dios, no le caerás bien a todo el mundo. Así que basta de sufrir por los que no nos quieren o comprenden. Debemos ser nosotros mismos.

Somos aceptos en Cristo, él nos ama, somos sus hijos. Debemos modificar nuestro carácter a la semejanza del suyo, pero nuestra personalidad es el sello de su obra maestra en nosotros. Algunos son más risueños, otros menos expresivos. Unos más locuaces, otros menos. Aquellos son más gregarios, otros aprecian las delicias de la introspección. Eso sí, todos los que aman a Jesús son hijos de Dios. Ello nos une, pero no nos hace creyentes seriados, todo lo contrario. Somos una gran familia espiritual que debe vivir en aceptación mutua.

Somos enriquecidos por la diversidad cultural de otros, por la personalidad exclusiva del prójimo. No seamos copias de los demás. Dios nos creó con originalidad y gracia única. No profanemos su arte e ingenio.

(Tomado del libro: Hoy es un gran día, de Osmany Cruz y Leydi González)