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Víctima de la silla virtual

¿Qué pasa en las redes? No todo son buenas noticias. El estar frente a una pantalla nos convierte en jueces de todo lo que vemos. A eso lo llamo “la silla virtual”. En esa silla se sientan tanto los jueces para acosar, como las víctimas.

¿En qué silla te sentarás? Una misma persona puede ser víctima y acosador a la vez. Depende de muchos factores. Hoy nos dedicamos a la víctima. Mañana hablaremos del acosador.

Lamentablemente el ciberacoso es más común de lo que creemos y está lastimando a muchos. Para que exista ciberacoso tiene que haber intimidación sostenida en el tiempo y con cierta regularidad, usando algún dispositivo.

El alcance del ciberacoso es destructivo en muchos casos debido a la permanencia y exposición. “Esa foto”, “el mensaje”, “la broma”, llegaron para quedarse, viajan, se multiplican, y es casi imposible eliminarlos.

Las características son contundentes. La información se amplifica; es decir, llega a lugares que no sería posible llegar sin el uso de las redes. Los contenidos se pasan rápidamente de usuario a usuario. ¡Puede cruzar el océano en cuestión de minutos! El anonimato de los usuarios facilita la crueldad de los comentarios.

Los expertos dicen que algunas víctimas no quieren asistir al colegio, club o congregación, presentan cuadros de ansiedad, muestran dificultades en el aprendizaje, dolores de cabeza, entre otras.

¿Cómo salir del acoso?

No dejes que los demás te definan. A veces prestamos demasiada atención a lo que otros dicen de nosotros, en vez de dedicar más tiempo a pensar cómo nos ve Dios. Somos criaturas de Dios diseñadas con un único propósito.

Aprende a defenderte solo/a. Si no aprendo a cuidarme con quién me junto, a quién le presto atención, puedo ser presa fácil. Anímate a decirle “no” al acoso, y a las personas “molestas” que te rodean.

Habla. Es importante hablar con personas sanas en un lugar seguro. Hablar te ayudará a procesar lo que estás pasando.

Rodéate de buenos amigos. Pasar una tarde junto a otros que te quieran de verdad ayuda (y mucho). Te despeja. Incluso hasta pueden sacarte sonrisas con bromas o viviendo anécdotas juntos.

Por último, anímate a denunciar y bloquear grupos, fotos y comentarios que estén acosándote en las redes.

Si estás pasando por alguna situación de ciberacoso, recuerda que Jesús murió con los brazos abiertos para que te lances a abrazarlo y así puedas encontrar seguridad, consuelo y fortaleza.

Reflexiona: ¿Qué decisión tienes que tomar para desenredarte de la tecnología?