Cómo fortalecer tu feMuestra

Fe en acción

Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba (Hebreos11:8 NVI).

Después de los eventos desvastadores de la caída en Génesis 3, y las consecuencias que siguieron, se nos presenta a Abraham. Dios viene a Abraham (anteriormente conocido como Abram) y hace un pacto con él. Le promete bendecirlo y usarlo para eventualmente traer bendición a todo el mundo.

El Señor le dijo a Abram, “Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré". "Haré de ti una nación grande, y te bendeciré; haré famoso tu nombre, y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!” (Génesis 12:1-3 NVI).

Llamado por Dios, Abram obedeció . El versículo 4 nos dice: “Abram partió …” (Génesis 12:4 NVI)

Dejó atrás todo lo que había conocido, amigos, familia, comodidad y su hogar, para seguir a Dios a donde fuera que lo guiará . ¿Por qué? Porque confiaba en Dios. Él creía que Dios era real, confiaba en que le importaba y estaba dispuesto a obedecer. 

Y en cuanto más Abraham confiaba y obedecía a Dios, más aprendía de cuan digno de confianza es Dios y cuánto mejor es obedecer a Dios que obedecer a nuestros propios deseos. 

Nuestra relación con Dios es como la mayoría de las demás relaciones. Construir la confianza toma tiempo. De la misma manera que volverse el mejor amigo de alguien generalmente no sucede con el chasquido de nuestros dedos, tampoco lo es desarrollar una fe fuerte. Pero en cuanto más tiempo estamos en relación con otras personas, más aprendemos de ellas y más aprendemos a amarlas.

Este fue el viaje de Abraham. Ser llamado por Dios y elegir confiar en Él aún cuando no sabía lo que iba a suceder. Esperando por años para que Dios cumpliera Su promesa de darles a él y a su esposa un hijo. ¡Que Dios te pida que sacrifiques a ese niño y que estés dispuesto a hacerlo!

La vida de Abraham es una vida definida por fe. Por eso es que se le conoce como el padre de la fe. 

Esta es una de las lecciones más valiosas que podemos aprender de Abraham: 

Experimentar la confianza de Dios viene a través de confiar en Él. 

La confianza real conduce a la obediencia. 

¿Quieres saber la forma más fácil de saber cuanto confías en alguien? Mira a que tanto estás dispuesto a hacer lo que ellos dicen. 

Cuando alguien te da un consejo, ¿lo tomas? Cuando te piden ayuda, ¿la das? Cuando te dicen que no hagas algo, ¿obedeces? 

Ahora, cambiemos el enfoque de alguien cualquiera al Hijo de Dios. Porque ese alguien puede no saber que es lo mejor y te puede dar un mal consejo. 

Pero, ¿que sucede con las palabras de Jesús? ¿Tomas tiempo para estudiar la Biblia y aprender lo que Jesús realmente dijo? ¿Estás haciendo lo posible para poner esas palabras en acción? 

Nunca experimentarás la fidelidad de Jesús hasta que realmente pongas tu fe en acción. 

Desafío: Piensa acerca de tu vida y qué tan cerca se alinea con las palabras de Jesús (o no). Basado en esa evaluación, ¿cuánto dirías que realmente confías en Él?