Persevera con poderMuestra
¡Respira!
Si has estado empujando tu arado espiritual durante mucho tiempo, entonces es natural que te canses. Sigues haciendo las mismas cosas día tras día, y aunque otros dependen de ti, es posible que no muestren su apoyo o aprecio. Es posible que te envíen de un arado a otro. Puedes comenzar a sentirte ignorado y dado por sentado, o peor aún, usado y explotado.
Eventualmente, el peso de tu arado se vuelve más pesado y más difícil de manejar. Tu cuerpo cansado se rebela. Perseveras pero estás empezando a perder la perspectiva, permitiendo que la ira o la frustración te abrumen. Tal vez te sientas atrapado en tu lugar, en una cinta de arar, arando sin un final a la vista.
Si esto describe tu experiencia como un trabajador del arado, entonces toma un momento y respira, mi fiel amigo. Aunque empujar nuestros arados nunca parezca tan fácil o ligero como desearíamos, Jesús dejó en claro que debemos seguir Su ejemplo y descansar en la paz espiritual del Espíritu Santo.
Aquí hay una verdad que te animo a mantener al frente y al centro: no importa cómo te sientas o quien supervise tu labor, debes saber que tu Padre celestial te ve y te valora. Tu Creador te diseñó para un propósito especial y específico. Anímate y sé paciente.
Dios no te ha olvidado y nunca te abandonará.
Manténte en tu arado, haciendo todo lo posible por dejar de lado tus sentimientos con el fin de aferrarte a tu compromiso. Pronto recibirás sobre tus hombros el manto de nuevos desafíos, nuevas metas, nuevos recursos.
¡Prepárate para un depósito sagrado de la gracia y el poder de Dios que te permitirá magnificar el nombre de Jesús como nunca antes lo habías magnificado!
Preguntas para reflexionar: ¿De qué maneras puedes ver a Dios sosteniéndote mientras aras tu tierra rocosa? ¿Qué manto de promoción podría estar preparando para ti? ¿Qué te hace pensar eso?
Adaptamos este plan de otro recurso. Aprende más yendo a http://bakerpublishinggroup.com/books/persevera-con-poder/405452
Escritura
Acerca de este Plan
No importa que estés experimentando, no dudes ni por un segundo que Dios está obrando en tu vida. El infierno no puede parar la unción profética que Dios ha puesto sobre ti. Determina que perseverás—¡y espera una cosecha de derramamiento del Dios ilimitado y vivo.
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