Creyendo Por Milagros: Señales Y Prodigios. 21 Historias De SalvaciónMuestra

DÍA 14

Había mucho bullicio en la casa de Simón. Habían invitados para comer, pero uno era especial. Uno que estaba revolucionando la ciudad, sanando enfermos, reuniendo multitudes, multiplicando el pan, contando historias increíbles y jugando con los niños. 

La noticia de tan singular visitante corrió rápidamente por el pueblo. María al escucharlo, con el corazón agitado, fue rápidamente por su preciado perfume y se dirigió hacia la oportunidad de su vida, encontrarse con el único que la llenaría de esperanza. Al llegar, los encontró sentados a la mesa, y postrándose, su corazón se rompió en un llanto profundo con el cual lavó los pies de Jesús, los secó con su cabello y derramó sobre ellos el perfume.

¡Vaya escena más hermosa! Adoración extravagante. En ese momento poco importaba que todos le señalasen o murmurasen. No importaba su reputación, solo importaba adorarle.  

Por otro lado, Simón, muy mal anfitrión por cierto, incapaz de entender lo que sucedía, juzgó a María por su pasado y a Jesús por su falta de discernimiento. Jesús le confrontó: “tú no, en cambio ella…” Simón no había ofrecido nada. Ni agua, ni beso, ni perfume. En cambio ella… 

María de algún modo, entendía cuánta salvación había en Jesús. Sin saberlo, estaba cumpliendo la Palabra: “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas.” Marcos 12:30

Su corazón: su actitud de postrarse a ante Él.
Su alma: sus lágrimas que lavaban sus pies.
Su mente: sus cabellos que secaban sus pies.
Sus fuerzas: el perfume por el cual pagó un precio.

La adoración es una respuesta inherente a la gracia, al perdón y al amor. 

Oración:

Señor Jesús, gracias por tu perdón, restauración y gracia. Te adoramos. Rendimos todo a ti. Reconocemos que no merecíamos tanto amor. Ayúdanos, en medio de tanto ruido alrededor, a enfocarnos, a traer a ti todo aquello con que podemos honrarte, y que nada ni nadie nos impida darte nuestra profunda y sincera adoración. Amén.