El Dios sin religiónMuestra

Soy hijo de pastores y prácticamente he crecido en la iglesia. Para mí, es normal pasar mucho tiempo dentro de la iglesia. Me gustaba acompañar a mi Padre cuando lo invitaban a predicar. Pero crecí con un pensamiento: que Dios no hablaba a las personas que profesaban otra religión, que Dios solo era para nosotros y no para ellos.

Crecí y tuve la oportunidad de estudiar en una institución prestigiosa de mi país. Es colegio católico, la mayoría de su población estudiantil son católicos. Por ser estudiantes de ese colegio nos hacían ir a misa y a todas las celebraciones que la iglesia tiene.

Como decía, yo solía pensar que Dios solo nos escuchaba a nosotros, a los cristianos, es decir, a los que creían en lo mismo que yo. Y fue con ese pensamiento que fui a mi primera misa, pensando para mis adentros: “Estoy seguro de que Dios no se mueve aquí”. Luego de los cánticos, seguía la parte donde el sacerdote iba a dar la homilía, la reflexión. Y lo recuerdo como si fuera ayer, lo que habló el Padre Sixto y sentí al Espíritu Santo que me hablaba y comencé a llorar. Lloraba en silencio por dos cosas. La primera era porque Dios estaba usando en gran manera al Sacerdote y la segunda fue porque me di cuenta de que Dios no tiene religión ni preferencias. Me di cuenta de que Dios es Dios y fue como una bofetada para mí por pensar que Dios hablaba solo para cierta población.

Jesús murió por todos. Por adventistas, por evangélicos, por bautistas, por católicos. Él no vio tu religión para salvarte y para amarte. Y no debemos pensar que Dios no ama al que no profesa tu misma religión.