Ganando la batalla en tu menteMuestra

No puedes controlar lo que te sucede, pero puedes controlar cómo lo replanteas.

El número uno en replantear fue el apóstol Pablo. Tenía un plan estratégico para que el evangelio pudiese avanzar: ir a Roma.

Si él pudiera llegar a Roma y predicar a los líderes de allí sobre Jesús, la ciudad podría convertirse en una plataforma de lanzamiento para difundir el evangelio por todo el mundo.

Cuando Pablo finalmente llegó a Roma, no fue para poder compartir sobre Jesús con los funcionarios del gobierno. Fue allí como prisionero. Fue detenido bajo arresto domiciliario, encadenado junto con guardias que se rotaban periódicamente, a la espera de una posible ejecución. Pablo oraba por una oportunidad, pero nada estaba sucediendo.

Las circunstancias de Pablo estaban fuera de su control. Casi todas las circunstancias están siempre fuera de nuestro control.

Probablemente, te has encontrado en el lugar de Pablo.

Pensaste, Si obtengo este título universitario, conseguiré ese trabajo. Y aún consiguiendo ese título, no conseguiste el trabajo. Tal vez, planeaste estar ya casado, pero aún no has encontrado a tu futuro marido o esposa. O, si que te acabaste casando con la persona adecuada, pero todo salió mal. La vida no debía ser así. A lo mejor has estado orando durante años por tu hijo pródigo, pero Dios aún no ha respondido a esa oración.

Pablo estaba en la misma situación, en medio de circunstancias que no quería ni podía controlar. En ese momento, escribió a la iglesia de Filipos sobre lo que le estaba sucediendo. ¿Qué crees que pudo haber dicho? 

Él podría haber escrito: “Ahora, quiero que sepan, hermanos y hermanas, que lo que me ha sucedido realmente apesta. Quería difundir las buenas nuevas a través de la predicación a los funcionarios del gobierno, pero no pudo ser. Como resultado de este infierno por el que he pasado, he decidido que la oración no funciona y nunca más volveré a la iglesia".

Pero eso no es lo que escribió Pablo. Podría haber sido, pero no. Recuerda, Pablo no pudo controlar lo que le sucedió, pero sí pudo controlar cómo lo replanteó. Esto es lo que realmente les escribió a los filipenses:

Además, mis amados hermanos, quiero que sepan que todo lo que me ha sucedido en este lugar ha servido para difundir la Buena Noticia. Pues cada persona de aquí—incluida toda la guardia del palacio—sabe que estoy encadenado por causa de Cristo; y dado que estoy preso, la mayoría de los creyentes de este lugar han aumentado su confianza y anuncian con valentía el mensaje de Dios sin temor. Filipenses 1:12–14 NTV

Pablo estaba diciendo: “¡Tenía un plan, pero Dios tenía un plan mejor! Esta es una forma completamente diferente de hacer avanzar el evangelio de lo que tenía en mente. Dios me ha bendecido con guardias de la prisión a los que estoy encadenado. ¡No tienen más remedio que escucharme hablarles de Jesús! ¡Estos soldados tienen acceso a líderes influyentes! Y aún más, ¡cada ocho horas me encadenan con un nuevo guardia! Y creen que yo soy el prisionero. ¡Qué va! Dios se está moviendo. ¡No puedo esperar a ver qué es lo que va a hacer a continuación! "

No puedes controlar lo que te sucede, pero puedes controlar cómo lo replanteas. Es por eso que la tercera herramienta para cambiar tu forma de pensar es el Principio de Replantear: Replantea tu mente y restaura tu perspectiva.