Dios, ¿qué hay de mí?Muestra
Sintiéndose Olvidado
El dolor que viene por sentirse olvidado por Dios es extremadamente difícil de soportar. Puedes pasar de tratar de mantener la poca fe que te queda a completamente rechazar la fe, porque tratar de ''mantener la fe'' se vuelve un recordatorio de todo lo que no tienes.
Aunque podemos sentirnos olvidados por Dios, ¿Es Él capaz de olvidarnos?
Isaías 49:15 NTV dice, "¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré!"
Por eso es imposible que Dios te olvide. No está en Su naturaleza y quien Él es no le permitirá hacerlo. Puedes confiar en Su palabra más allá de lo que sientes, porque Él es un Dios que exalta Su palabra por encima de Su nombre. Entonces, aunque a veces nos sintamos abandonados por Dios, en realidad nunca lo estamos. El sentimiento, sin embargo, no debe ser ignorado. Ese sentimiento de abandono es una oportunidad para que podamos experimentar Su presencia y soberanía sobre nuestras vidas en formas a las que no estamos acostumbrados.
Como nuevos padres, hemos aprendido que aunque amamos a nuestra hija más de lo que nos amamos a nosotros mismos, habrá ocasiones en las que ella no se sentirá amada por nosotros debido a su visión y percepción limitadas de la vida. Eso todavía no cambia el hecho innegable de que estamos locamente enamorados de ella. De la misma manera, nuestro Padre en el cielo tiene planes para nosotros, pero esos planes no siempre nos harán “sentir” que Dios nos ama.
Lo que nos lleva a preguntarnos: ¿Por qué basamos la calidad de la paternidad de Dios en lo que físicamente le vemos hacer por nosotros o por otros? Piénsalo un momento.
Parece que olvidamos que Dios no está limitado a este mundo físico, ni está limitado por la carne. Incluso el tiempo solo tiene un dueño y Su nombre es Jehová, también conocido como tu Padre Celestial.
Recuerda que aunque no seas la persona que escogieron para el trabajo, ni la persona que escogieron para el puesto o promoción, ni la persona con la que eligieron estar y casarse, sigues siendo la elección de Dios. No podemos desquitarnos con Dios, porque en cuanto a Él, Él nos amó y nos escogió primero.
El propio padre de David, Isaí, no lo eligió cuando Samuel llegó a su casa para ungir a uno de sus hijos como rey. ¡Isaí ni siquiera consideró a David! Era casi como si Dios le hubiera permitido a Isaí mostrarle a quién elegiría como rey entre sus hijos. Entonces Dios intervino y probó que el que había sido olvidado era el que Él había escogido.
Escritura
Acerca de este Plan
Cuando sentimos que la vida nos deja atrás y la voz de la comparación se hace más fuerte al pasar los días, a menudo no logramos ver a Dios obrando entre nosotros. En estos momentos es cuando más se ejerce nuestra fe. Lee este devocional y anímate a esperar en Dios.
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