Esta Navidad no te rindas, mira a lo altoMuestra

Dios tiene una respuesta para tu preocupación

Seamos honestos. Convertirse en padres primerizos es una difícil transición. Alimentación nocturna, cambio de pañales continuos y fastidiosas experiencias con cólicos, hacen que hasta los padres mejores preparados se sientan aturdidos.

Imagina cómo fue la situación de María. Aunque ella no tuvo intimidad con un varón, llega un ángel y le dice: "Tú serás la madre del Hijo de Dios".

Esa es una declaración muy estresante.

La Biblia dice que ella respondió a esta noticia como lo haríamos nosotros, se preocupó. “María se perturbó, y se preguntaba qué podría significar este saludo” (Lucas 1:29 NVI).

Puede ser que esta Navidad estés en la piel de María. No sabes lo que vendrá para ti el próximo año. Dios te está guiando a hacer algo nuevo. Un trabajo está llegando a su fin. Una relación parece haber acabado.

Así que te preocupas.

En realidad, la preocupación es un tema de control. Es tratar de controlar lo incontrolable. No podemos controlar la economía, nos preocupamos por la economía. No podemos controlar a nuestros hijos, nos preocupamos por ellos. No podemos controlar el futuro, nos preocupamos por el futuro. Pero, ¡el preocuparse nunca resuelve nada! Es sufrir en vano.

¿Qué hace María con su preocupación?

Cambia su perspectiva y se apoya en la promesa de Dios.

María dijo: “Porque se ha dignado fijarse en su humilde sierva. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones” (Lucas 1:48 NVI).

Toda la oración de María en Lucas 1 está llena de la Escritura del Antiguo Testamento. Ella era una mujer de la Palabra. En vez de enfocarse en su situación, se enfocó en las promesas de Dios.

Puede que esta Navidad estés enfrentando una situación imposible. Pero la Biblia declara en sus páginas una y otra vez, que Dios te respalda.

Dios promete ayudarnos para sanarnos, ser mejores padres, eliminar nuestra deuda y mucho más. Pero hasta que nosotros sepamos y reclamemos esas promesas, nos preocuparemos innecesariamente por nuestro futuro.

¿Estás dispuesto a confiar en Dios para lo que te depare el próximo año?

Reflexiona

• Cuáles son tus mayores preocupaciones esta temporada?
• ¿De qué manera permites que la preocupación afecte normalmente a tu vida diaria?
• ¿Cuáles son algunas promesas de Dios en las que puedes apoyarte para vencer estas preocupaciones?