Biblia para todos: La misión de Dios para nosotrosMuestra

El mundo entero necesita a Jesús.

Jesús dijo esto muy claramente una y otra vez, pero en Mateo 28:18-20 nos dio la Gran Comisión: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a obedecer todo lo que os he mandado. Y ciertamente estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (NVI).

¿Cuál es nuestra tarea? Es "Ir". ¡Esto no es una sugerencia! No es opcional. Si eres un hijo de Dios, Dios espera que vayas.

¿Cuál es la tarea? Id y haced discípulos. Un discípulo es alguien que hace las cinco cosas para las que fuimos puestos en la Tierra: conocer y amar a Dios, crecer hasta la madurez espiritual, servir a Dios con sus dones a través del ministerio, compartir las Buenas Nuevas y adorar a Dios con todo su corazón.

¿Cuál es nuestra autoridad? No es un gobierno o un poder terrenal. Es Jesús.

¿Cuál es nuestra responsabilidad? ¿Se supone que debemos ir y hacer discípulos de algunas naciones? No. Todas las naciones. ¿Eso incluye a Siria? Sí. ¿Eso incluye a Corea del Norte? Sí. ¿Eso incluye a Irán? Sí. No hay nación que esté fuera de los límites.

¿Qué significa para ti? Si todo el mundo necesita a Jesús, entonces debes compartir la Buena Nueva. Mantenerlo en secreto sería criminal. Si conocieras la cura para el Alzheimer, el SIDA o el cáncer y no la compartieras, sería un delito. Pero tenemos algo incluso mejor que una cura para la enfermedad.

Conocemos la cura para el corazón humano y las necesidades más profundas de la humanidad. Necesitan un Salvador. Necesitan perdón. Necesitan el perdón de su pasado, un propósito para vivir y un hogar en el Cielo. No podemos retenerlo. Tenemos que compartirlo.

Juan 3:17 dice: “Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvar al mundo por medio de él”.

Quiero ser como Jesús. Quiero que seas como Jesús. Necesitamos dejar de juzgar al mundo y ser tan críticos. Ocupémonos de compartir las Buenas Nuevas.

Considere...

- Si Dios no te ha llamado a mudarte a otro país y compartir el Evangelio, ¿qué más puedes hacer para apoyar su misión en todo el mundo?

- ¿Cómo crees que se sentirían tus vecinos y compañeros de trabajo si supieran que tienes el secreto de la vida eterna y no lo compartieras con ellos?

- ¿Qué parte de la Gran Comisión te da el coraje que necesitas cuando tienes miedo o estás nervioso de compartir el Evangelio?