Pobre de mí! Muestra
Cerrar la fiesta de la lástima
Si has estado vivo más de 15 minutos, probablemente te haya pasado algo horrible. Puede que te esté pasando ahora mismo.
Y lo siento. Desearía que no te pasaran cosas malas, y ojalá no te hubiera pasado a ti. Una parte de mí quiere envolverte en algodón y plástico de burbujas y mantenerte a salvo en un armario para que nada más pueda lastimarte.
Pero en realidad, ¿qué tipo de vida es esa?
No, mientras estés vivo en este planeta, habrá problemas, pruebas, golpes y magulladuras. Incluso Jesús nos dijo: “En el mundo tendréis aflicción…” (Juan 16:33). Él sabía que enfrentarías tiempos difíciles, nada de eso lo toma por sorpresa. Pero afortunadamente, siguió esa declaración con, “… pero sé de bueno ánimo, yo han vencido al mundo.” ¡Esas son buenas noticias! Él ha hecho una salida para ti.
Sin embargo, es fácil sentir pena por nosotros mismos en medio de todo, ¿no es así? De hecho, la autocompasión puede ser nuestra reacción automática ante los problemas a menos que sepamos cómo reconocerlos y detenerlos. "¡Pobre de mí!" puede convertirse fácilmente en nuestro pensamiento habitual, y una vez que tenemos una fiesta de lástima, es difícil levantarse y aferrarse a las promesas de Dios. ¡En cambio, solo queremos volver a la cama y cubrirnos la cabeza con las sábanas! Pero eso no te está haciendo ningún bien a ti, ni a nadie más.
Esto es lo que aprendí: No puedo tener fe y autocompasión al mismo tiempo. ¡Así que es hora de cerrar la fiesta de la lástima y levantarse en la fe! Porque la fe es lo que necesitamos para salir del otro lado de cualquier problema (1 Juan 5:4).
Escritura
Acerca de este Plan
¿Tienes problemas hoy? ¿Ha sido lastimado por alguien, o se enfermó, experimentó carencias o sufrió reveses devastadores? Es fácil sentir lástima por uno mismo en momentos como estos. ¡Pero Dios ha hecho una salida para ti! ¡Es hora de cerrar la fiesta de la lástima, levantarse, aferrarse a las promesas de Dios y ser un vencedor!
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