Posturas de Adviento: un devocional diario de NavidadMuestra

Somos criaturas amantes de la comodidad. Vivimos en una cultura que se centra en la facilidad, la comodidad y la seguridad. Preferimos el autoservicio, para poder quedarnos en nuestros coches con calefacción. 

En las salas de cine hacemos asientos reclinables para que podamos tumbarnos mientras vemos una peli. Hacemos clic en un botón para entrar directamente en nuestros garajes y tal vez perdamos oportunidades de charlar con nuestros vecinos.  

Si bien todas estas pequeñas comodidades no están mal, el peligro de la comodidad es que es muy fácil  adorarla. Vemos que esto sale a la luz cuando decimos “no” a las oportunidades santas, salvajes y maravillosas a las que Dios nos llama porque tenemos miedo de salir de nuestra zona de confort. 

La necesidad de comodidad comienza a filtrarse en otras áreas de nuestras vidas y vivimos más cautelosos, con la cabeza gacha y los puños cerrados. 

Un deseo excesivamente celoso de consuelo apunta a una dinámica fracturada: No confiamos plenamente en la bondad y la provisión de Dios. 

Si creemos que nuestro Dios es bueno y está con nosotros, entonces podemos estar seguros de que nos guiará en aquello a lo que nos llame. Jesús promete cubrir nuestras necesidades, así que no debemos tener miedo de adentrarnos en lo desconocido. 

Cuando somos capaces de confiar en Dios plena y libremente, podemos vivir de manera más natural con la cabeza en alto para ver la necesidad que nos rodea y las manos abiertas para entregarnos a los demás en sintonía con el corazón generoso de Dios. 

Reflexiones:

• ¿En qué áreas de tu vida te cuesta confiar en Dios? 
• ¿Cómo se ve la confianza? ¿Qué te parece en esta época navideña? 
• ¿Qué temes que pasaría si vivieras desde una postura de apertura a lo que pueda ser incómodo?  

Que el Dios de todo consuelo te dé poder hoy mientras abres tus manos y confías en Él.