Negocios con DiosMuestra

¿Quiénes somos? ¿Quién es Dios? ¿Y quién es Dios para nosotros? Todo nuestro comportamiento es determinado por la forma en que respondemos a estas preguntas. 

Y, creo que estamos de acuerdo en que sin importar cuál es la respuesta objetiva a estas preguntas (es decir las respuestas de Dios)... estas determinan nuestra identidad real. En la medida en que estés de acuerdo con Dios será la medida en la que sabrás quién eres realmente. Y si sabemos quiénes somos realmente, actuaremos de la forma para la que estamos destinados a actuar. Y si hacemos eso, experimentaremos a Dios como estamos destinados a experimentarlo.

Cuando no conocemos ni creemos en las respuestas de Dios, tenemos identidades falsas, motivaciones equivocadas, ambiciones malsanas y definiciones incorrectas del éxito. Esencialmente actuamos como huérfanos.

Los huérfanos son niños sin padres. No tienen quién se haga responsable de su alojamiento, vestido, alimentación, desarrollo personal, y (lo más importante) su necesidad de amor. Los huérfanos tienen que proveer para si mismos y aprender todo por si mismos.

Espero que la definición de nuestra sociedad actual de la adultez y la descripción de orfandad sean tan parecidas que te desconcierte profundamente. Así que no es sorprendente que tantos en la iglesia encuentren las enseñanzas y el estilo de vida de Jesús tan aterrorizante.

¿Es Dios quien dice ser? ¿Eres quién Él dice que eres? Como cristianos, en algún momento tenemos que llegar a la conclusión de que son verdad. Cuando lo hacemos, nuestros ojos son abiertos: vemos las diferentes maneras en que nuestro Padre Celestial nos ha provisto, llevado y enseñado. Y encontramos que obedecer al Espíritu Santo es más fácil.

Si esto parece demasiado desalentador, entonces (de nuevo), sugiero que te vuelvas como un niño. Dile a Dios por qué no confías en Él como Padre. Y, si estás listo, dile que deseas comenzar a dar pasos para conocerlo como tu Padre. ¡Él te enseñará!

Cuando sabemos que somos hijos de Dios, no dudamos si nos proveerá. No cuestionamos si Él nos enseñará o si se manifestará. Y no dudamos que somos amados profundamente. Las inseguridades salen por la ventana. Fingir nos parece un comportamiento tonto. El éxito y grandeza de otras personas y negocios se convierten en motivo de celebración y aprendizaje. El amor al dinero y el temor a la escasez no dominan nuestras vidas. El fracaso financiero no es tan aterrorizante, y el éxito financiero no es tan personal. En su lugar, nuestra prioridad es el gozo que encontramos en saber, experimentar y demostrar el amor de Dios. ¿Cuánto estamos hoy "con" Dios? Ese es el éxito o el fracaso que nos importa principalmente.

Así que, aquí están las pregunta de hoy:

1. Cuando sabemos que Dios nos ama, nos importa mucho menos si los demás nos aman o no. ¿Hemos dudado del amor de Dios?

2. ¿Cómo ha afectado eso a tu comportamiento?

3. ¿Qué necesitas creer hoy sobre Su amor?