Negocios con DiosMuestra

Definitivamente, no somos dueños de nada. Somos mayordomos de lo que Dios nos ha confiado. Dios nos pide cuentas de cómo manejamos lo que Él nos ha concedido. ¿Somos como el siervo infiel usando Sus recursos para nuestro interés personal? ¿O los usamos para promover Sus intereses? 

Todo lo que tenemos es un regalo de Dios y la naturaleza de esas bendiciones es sobrenatural. De hecho, mucho de lo que hay en este plan es un intento de traer lo sobrenatural hacia los negocios. Estos consejos te llevarán quizás cada día o muchas veces durante el día al lugar donde Dios te lo mostrará o te hundirás.

Algunos podrían pensar sin embargo, que si Dios es responsable del éxito de los negocios, entonces ellos no deben tener ninguna responsabilidad. Nada más lejos de la verdad. 

Cuando Dios da, ¡normalmente espera algo a cambio! Le dio a Adán el jardín y Adán tenía que cuidarlo. Señaló a Salomón como rey y Salomón tenía que hacer que la gente prosperara y tenía que construir un templo para Dios. Bendijo a los israelitas y ellos tenían que ser de bendición a las naciones.

De hecho, a veces nuestra historia de amor con Dios nos llevará a hacer y dar tanto que algunos lo percibirían como un despilfarro irresponsable. La viuda pobre dio todo su dinero. María derramó todo su perfume caro. Pero el Señor se regocijó en ambas ocasiones.

Los negocios hoy se preocupan de crear valores para sus clientes. ¡Esto es importante! Sin embargo, para ser un mayordomo fiel tenemos que recordar que en último lugar Dios es nuestro principal cliente, empleado, accionista e interesado. Es hermoso cuando la gente está contenta. Por lo tanto, ¿estamos más preocupados si Dios está contento?

Dios desea mostrarse a través de nosotros. Así que vamos a preguntarle a Él: "¿Cómo quieres mostrarte?" Esto exige que crezcamos continuamente en adquirir el valor de Dios en benevolencia, belleza, libertad, creatividad, medio ambiente y diseño. 

Mientras nos comprometemos a caminar con Él a cualquier precio que Él nos pida, también crecemos en persistencia, en excelencia y en perfección. Nuestra cultura lo llama ética de trabajo. Dios lo llama fidelidad. 

Ser un siervo fiel significa rendir todos nuestros recursos (tiempo, dinero, talento, relaciones, conocimiento, experiencia, etc.) a los deseos de Dios en nuestra vida y negocios... y hacerlo de todo corazón.

Un mayordomo fiel, además, entiende que Dios coloca a la gente (jefes, empleados y clientes) a nuestro cargo. Lo que les hagamos a ellos se lo hacemos a Dios. ¿Estamos tratando a Dios con honor y respeto? ¿Estamos pagando a Dios un salario digno? ¿Le estamos dando a Dios el beneficio de la duda? ¿Le estamos dando nuestros mejores esfuerzos? ¿Estamos más preocupados por Dios que por nosotros mismos? Los mayordomos entienden que responderemos a Dios de la manera en que hemos (o no hemos) hecho prosperar a otros. 

Estas son la preguntas para hoy:

1. ¿Cómo te está llamando Dios a administrar el tiempo, talentos, dinero, recursos, etc. esta semana?

2. ¿Qué significa crear valores en el contexto del Reino? ¿Qué considera la gente valioso? ¿Qué considera Dios valioso? ¿Qué tipo de "devolución" está Él esperando?