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La mayoria de cristianos concuerdan con que la vida se trata de "amar a Dios y a nuestro prójimo". Sin embargo, en el mundo de los negocios es donde muchos de nosotros podemos ser hipócritas.
Creemos que Dios ama a las personas y simultáneamente pasamos nuestra vida enfocados en acumular dinero. Podemos defendernos pensando "Bueno, es para las personas". Esencialmente pensamos que el fin justifica los medios. E ignoramos el montón de escrituras donde Dios consistentemente valora a las personas por encima del dinero.
Muchas instituciones enseñan el principio de Milton Friedman sobre la "supremacía de los accionistas" y que el principal propósito de un negocio es "aumentar sus beneficios". En lenguaje coloquial, "el principal propósito de un negocio es ganar tanto dinero como sea posible para el propietario".
Yo te propongo que la "supremacía de los accionistas" no es compatible con el cristianismo. Cuando lo lees, es completamente opuesto a las palabras de Jesús. Cuando el dinero se convierte en nuestro enfoque principal, perdemos nuestro enfoque real: Dios. También perdemos algo que le importa mucho a Dios (tanto que mandó a Su único Hijo): ¡las personas!
Afortunadamente, Dios no es diferente en los negocios, y Sus intenciones tampoco. Él es el mismo ayer, hoy y siempre en cualquier esfera de la sociedad. Su intención en los negocios es mostrar Su amor y bondad al mundo.
Así que aquí están las preguntas:
1. ¿Cómo funciona un negocio cuando las personas son más importantes que el dinero?
2. ¿Cómo necesitas cambiar tus prioridades para que coincidan con las prioridades de Dios?
Acerca de este Plan
¡Golpea de frente a la codicia con amor atrevido! Dios desea demostrar Su amor, bondad y sabiduría para que el cielo y la tierra lo vea. Sumérgete en el deseo de Dios de usar los negocios para tocar de manera sobrenatural la pobreza tanto física como espiritual y traer la abundancia de Su reino a la tierra.
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