Mejores decisiones, menos remordimientosMuestra

La instrucción de Pablo en Efesios 5:17 a “entender” la voluntad de Dios es una exhortación a encarar lo que sabemos en nuestro corazón que debemos hacer. Somos expertos en el arte del autoengaño. Entonces Pablo, valiéndose del lenguaje de su época, parece cobrar vida y salir de estas páginas, agarrarnos por los hombros, acercarnos hasta estar cara a cara, y gritarnos: “¡Deja de jugar! ¡Deja de fingir! ¡Deja de racionalizar! ¡Encara y haz lo que sabes que debes hacer! ¡Haz la pregunta y abraza la respuesta!” Es el último intento de Pablo para hacernos admitir lo que sabemos y tomar medidas en el asunto. Aunque todo esto suena como sentido común, la verdad es que la mayoría de las personas no se deciden por la opción sabia hasta que es su última opción. Para ese entonces están intentando rescatar algo que han perdido o que están a punto de perder. Así como tú, tengo amigos que cambiaron de un día para otro sus malos hábitos alimenticios al toparse con el cáncer o una enfermedad del corazón. Un quiste, una obstrucción, o la falta de aire nos obliga a encarar lo que hemos rehusado reconocer durante años. Revelaciones como estas muchas veces nos llevan a una disciplina que desafía la misma muerte. Pero, ¿por qué esperamos? Para utilizar las palabras de Pablo, esperamos porque no estamos dispuestos a encarar lo que ya sabíamos todo el tiempo. Cuando dejamos de mentirnos a nosotros mismos, es asombroso lo que sucede. Todas las personas que conozco que han abrazado una transformación después de un susto médico dicen lo mismo, “Debí haber hecho estos cambios hace muchos años.” Traducido: “Durante años rehusé encarar lo que en mi corazón sabía que era verdad.” Llegar a la bancarrota puede tener el mismo efecto. Así como un embarazo no esperado, una carta del abogado de tu cónyuge, una multa por manejar bajo la influencia del alcohol, o una cita a rehabilitación con uno de tus hijos. Y posiblemente eso es lo que va a requerir. Hay algo allá afuera en algún lugar que tiene la capacidad de llamar tu atención, algo que te obligará a encarar la verdad. Desafortunadamente, más allá de solo asustarte, ese algo posiblemente te dejará una cicatriz. Probablemente te quedarás con opciones limitadas y oportunidades reducidas. Entonces, ¿por qué dejar que las cosas lleguen a ese punto? ¿Por qué no encarar lo que ya sabes en tu corazón que debes hacer? ¿Por qué no preguntarte cuál es la decisión más sabia?