La vida profundamente formadaMuestra

“Presencia misionera”

Escritura: Mateo 28:16-20; Hechos 1:8; 2 Corintios 5:11-21

Nuestra estrategia más eficaz para alcanzar un mundo para Cristo se basa en el tipo de personas en las que nos estamos formando. La calidad de nuestra presencia es nuestra misión. Y la buena noticia es que Jesús no espera a que seamos perfectos para invitarnos a la misión. Al contrario, ser “perfectos” nos descalifica para asociarnos con Jesús en la misión. 

Cuando lees la Biblia, verás una y otra vez que Dios no llama a personas perfectas. Dios está llamando a personas rotas, temerosas, impulsivas, inconsistentes, pesismistas y que dudan como tú y como yo. Solo mira a los primeros discipulos de Jesús. 

Cuando Jesús fue arrestado y crucificado, sus discípulos le abandonaron. Fue dejado solo para que sufriera y muriera. Después de su muerte, sepultura y resurrección, los discípulos se encerraron en una habitación por miedo a ser los siguientes en morir. Estos discípulos le habían fallado a Jesús. Habían abandonado. ¿Quién querría a estas personas en su equipo? La respuesta es nadie, excepto Jesús. 

Jesús volvió a sus discípulos fracasados y, en lugar de sacar a relucir sus errores, los envió a una misión. Después de encontrarse cara a cara con sus amigos, les dijo: “La paz esté con vosotros. Como el Padre me ha enviado, así os envío yo”. Y después de decir esto, “sopló sobre ellos y les dijo: ‘Recibid el Espíritu Santo’ “ (Juan 20:21–22). 

Aunque cometas errores, no cumplas con las expectativas o sientas que no puedes poner tu vida en orden, Jesús se acerca a ti y te dice: “Te quiero a ti. Te estoy llamando y te estoy enviando”. Jesús conoce tus problemas, tus adicciones, tus tropiezos y tus fracasos, y a pesar de eso, eres invitado a formar parte de su misión. 

Cuáles son las mayores necesidades de las personas más cercanas a ti? Cómo puedes ser como Cristo para ellos en estas situaciones?

Esperamos que este plan te animara. Aprende más aquí .