Fe atrevidaMuestra

Fe atrevida: La compasión de Nehemías

Vivimos tiempos interesantes. Tiempos en que los refugiados arriesgan todo por cruzar una frontera para llegar al lugar que llaman hogar. Tiempos en que la maldad amenaza la seguridad de vidas inocentes en el nombre del terrorismo. Tiempos en que los líderes son atrapados en escándalos que dejan cicatrices de escepticismo en los corazones de las multitudes. Tiempos en que las discusiones sobre sexualidad y género dejan a las personas con más preguntas que respuestas y con más dolor que sanidad. Tiempos en que el racismo penetra nuestros vecindarios, universidades, iglesias, juzgados y familias.

Vivimos tiempos oscuros, tiempos en que parecería más seguro desligarse de la humanidad, cuidando sólo de nosotros mismos.

Sin embargo, Jesús dice que el mundo conocerá que somos Sus discípulos por nuestro amor.

No por nuestras respuestas, opiniones o logros, ni siquiera por nuestra habilidad de permanecer ilesos en un mundo dañino No, por nuestro amor. La solución a la oscuridad es nuestro amor. La fe atrevida siempre escoge el camino del amor.

Nehemías escogió el amor. Nehemías vivía una vida confortable como el copero del rey, trabajando en el palacio y viviendo con riqueza y éxito. Entonces, escuchó el clamor del pueblo de Dios en Jerusalén, porque no tenían muros para protegerse y eran contínuamente acosados y oprimidos. El corazón de Nehemías se quebró con compasión por los ciudadanos de Jerusalén. Tanto, que estuvo dispuesto a dejar las comodidades del palacio para llevar esperanza a los que vivían en ruinas. Por compasión por otros, reconstruyó los muros de Jerusalén. Su compasión cambió, no sólo el curso de su propia vida, sino la del pueblo de Dios.

La fe atrevida que agrada a Dios es la fe motivada por amor y compasión, fe dispuesta a hacer lo que sea necesario para ayudar a otros.

Mi oración por ti es que puedas ver a tu alrededor con ojos nuevos y corazón abierto y veas realmente a las personas. Oro que puedas verlas, no como amenazas, problemas o inconvenientes, sino como hijos de Dios a quienes servir. Oro que puedas ver a las personas y aún antes de pensar qué podrían hacer ellas por ti, te encuentres soñando cómo podrías bendecirlas. ¡Oro que te atrevas a hacer lo necesario para ayudar a los que te rodean!