La teología de la calleMuestra

Día 4: Los cristianos y la sociedad 

Algunos de los cambios más importantes para nuestra sociedad y que han beneficiado a todos, han sido inspirados por Dios a través de hombres y mujeres que lo aman. Un gran ejemplo de esto es el de Martin Luther King Jr., uno de los activistas y hombres más importantes de la historia del mundo. Fue un pastor bautista que entendió que la imagen de Dios está en el ser humano y que no necesitamos compartir la misma fe para defender los derechos universales de la igualdad. Lamentablemente, apenas 50 años más tarde, a muchos cristianos se nos ha olvidado esta responsabilidad de amar y cuidar al prójimo, porque en ellos Dios también ha depositado su imagen. 

Al tiempo que escribo esto, se vive una de las más grandes crisis sociales en la historia. A raíz de la injusticia continua, hay protestas violentas en muchas partes del mundo. Se han hecho reclamos desde casi todas las áreas de la sociedad, exigiendo justicia, no solo para una persona, sino para todos los ciudadanos afroamericanos y el resto de las minorías. Por alguna razón, muchas veces los últimos en unirse a dichos reclamos somos los cristianos. Algunos, como excusa para no unirse a la lucha por la justicia, dicen que “esas son cosas donde la iglesia no tiene nada que ver”, que “nuestro trabajo es solo orar” y que “la iglesia no debe opinar ni involucrarse, porque esos son asuntos del gobierno”. 

Esa misma actitud es la que ha llevado a muchas personas a resentirse con la iglesia. No ven en el cuerpo de Cristo a personas que se identifiquen con sus luchas y sufrimientos. Por alguna razón, algunas congregaciones se han distanciado tanto de la vida, procesos y luchas cotidianas de sus comunidades, que la gente no encuentra una razón válida por la cual escuchar lo que esa iglesia tenga que decir. Nos hemos “encuevado” en nuestros templos solo a orar, dando por hecho que nuestras comunidades no se afectarán por las situaciones que pasan en nuestra sociedad. 

¿Qué debe hacer la iglesia en esos casos?, ¿hacerse la ciega?, ¿meterse de lleno en los asuntos? Para responder esto, hay que saber lo que hubiera hecho Cristo. En distintas ocasiones, Cristo le devolvió la dignidad a personas que en su sociedad no tenían ningún valor. El caso de la mujer samaritana y de la mujer adúltera son casos claros de esto. La iglesia no debe despegarse de las luchas de la sociedad. La iglesia está en medio de ella para ser parte de sus luchas y sufrimientos y traer esperanza en medio de sus angustias. 

Para pensar: 

¿Me hago el desentendido/a en las luchas por la justicia para mi prójimo/a? 

Oración

Dios mío, quiero vivir en amor y justicia. No quiero ser hipócrita con tu Palabra ni con mi prójimo. Ayúdame a luchar por la igualdad de aquellos que sufren discriminación y que la sociedad margina. Ayúdame a amar y luchar por aquellos que cargan tu imagen. No quiero ser un cristiano a medias luchando solo por lo que me afecta a mí. Quiero luchar por aquello por lo que lucha tu corazón. Amén.