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Día 3 – Procesando con Dios
Hay cosas que suceden en la vida, ¿cierto? A veces, aunque no queramos, las cosas suceden. Algunas veces desearíamos que las situaciones fuesen diferentes. ¡No todo es malo tampoco, porque a veces lo que sucede son buenas cosas! De cualquier manera, tenemos que aprender a procesar el proceso.
En Romanos, Pablo habla sobre cómo Dios torna todo para bien y para Su gloria. Él no quiere echar a perder nada. Algunas veces nos prueba intencionalmente, pero, quizás sea más para revelarnos a nosotros, no a Él, dónde nos encontramos. Él es tan fiel que nos muestra situaciones para que podamos crecer, moviéndonos de gloria en gloria, perfeccionándonos a Su semejanza.
Pero si no nosotros no procesamos, no conversamos y no desenmarañamos nuestros propios pensamientos y sentimientos sobre lo que sucede, nos estamos perdiendo de mucho del regalo que Dios nos tiene para ese momento. Si nunca tenemos una conversación con Dios al respecto, ¿Cómo podremos saber lo que hay en Su corazón en medio de esta circunstancia?
Esto es aplicable tanto para las situaciones fáciles como para las difíciles. Ha habido tantas ocasiones en mi vida que he pensado que han sido difíciles y dolorosas, pero a través de procesarlas con Dios, Él me ha mostrado el regalo que tenía para mí en dicha situación, cambiando mi perspectiva radicalmente.
Hoy, toma tiempo para evaluar tu vida actual. ¿Qué está sucediendo en tu vida que sería bueno que procesaras con Dios? ¿Hay cosas que estás evitando procesarlas con Él?
Acerca de este Plan
Amistad con Dios se trata de hacer crecer tu relación con Dios. A través de las escrituras, encontramos varios nombres para Dios. Consolador, Señor, Protector, Proveedor, y muchos más. Una de las palabras con las que Dios se definió a sí mismo y que me sacudió mucho es que se llama a sí mismo mi amigo. ¿Cómo se vería nuestra vida si viviésemos como si Dios realmente fuese nuestro amigo? ¡Esto ha cambiado mi vida y espero que cambie la tuya también!
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