Jesús el Creador, Carpintero, Jardinero y ReyMuestra

Comencemos meditando en la primera aparición de Jesús a la humanidad al principio de los tiempos.

Los pasajes de hoy dejan claro que Jesús, junto con Dios Padre y el Espíritu Santo, estuvo presente en la creación del mundo. Además, “todas las cosas” fueron creadas por medio de Cristo. En otras palabras, Jesús es el Dios Creador del que leemos en Génesis 1:1: “En el principio creó Dios”.

Antes de que Dios nos diga que Él es amor, antes de que Él nos diga que Él es santo, antes de que Él nos diga que Él es Salvador, Dios quiere que tú y yo sepamos que Él es un ser creativo, productivo, trabajador Dios.

Esta idea de un Dios que obra es única en la larga lista de historias sobre el origen del mundo. Todas las demás religiones afirman que los dioses crearon a los seres humanos para trabajar y servir a los dioses. Nadie se atrevería a decir que Dios mismo trabaja, y mucho menos introducir ese hecho en el primer aliento de la historia.

Esta verdad tiene la mayor importancia para el trabajo que hacemos hoy. El trabajo no es una cosa marginal o un medio sin sentido para un fin. El trabajo es central para quién es Dios y, por lo tanto, central para quiénes somos nosotros como portadores de su imagen. Ese es uno de los grandes significados de esta primera revelación de Jesucristo.

Y no es cualquier obra que Dios hace. Es un trabajo creativo: el trabajo de asumir riesgos para crear cosas nuevas para el bien de los demás. Es el trabajo de emprendedores y artistas, narradores y ejecutivos de ventas, mercadólogos y madres. Y como veremos mañana, es el tipo de trabajo que hizo Jesús cuando vino a la tierra para nacer en la casa de un carpintero.